El congreso sobre Cesar Vallejo destaca la dificultad de estudiar la obra del poeta

El congreso internacional sobre César Vallejo, inaugurado ayer en el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI) puso de relieve una vez más las dificultades con que se encuentran los críticos literarios para profundizar en la obra del poeta peruano debido a la polémica actitud de su viuda. La sesión inaugural titulada Hablando con César Vallejo, contó con la participación de Rafael Alberti, el poeta gaditano Jésús Fernández Palacios y el editor y director de la Biblioteca Nacional de Perú, Juan Mejía Baca.

La primera sesión del congreso sobre César Vallejo, que se desarrolla esta semana en diversos locales de Madrid y Toledo, se proyectó como un encuentro con la personalidad del poeta peruano desaparecido hace 50 años, a través de quienes le conocieron, fueron amigos de sus amigos o simplemente quienes han indagado en los testimonios que él dejó.Rafael Alberti conoció a Vallejo en 1931 en París. Vallejo iba de cuando en cuando a una tertulia que frecuentaban intelectuales como Alejo Carpentier, Miguel Ángel Asturias, Arturo Uslar Pietri y Henri Micheaux, entre otros. "Vallejo era muy silencioso", recordó Alberti, "hablaba prácticamente sólo con monosílabos y llevaba siempre un bastón y un sombrero que le sentaba fatal a su hermosa cabeza". Los encuentros entre Alberti y Vallejo no fueron numerosos, y ambos se reunieron algunas veces a leerse mutuamente alguno de sus escritos.

Juan Mejía Baca no llegó a conocer personalmente a Vallejo, pero a través de testimonios como los del portugués Alfonso da Silva, íntimo amigo del poeta, conoció algunas anécdotas de su vida parisina.

Jesús Fernández Palacios prefirió hacer una semblanza de Georgette Philipart, la mujer que vivió junto al poeta los 10 últimos años de su vida, y que vivió el resto de la suya, hasta 1983, en función de ese recuerdo. El poeta gaditano quiso rescatar la figura de Georgette de un lugar secundario. Fernández Palacios, que no llegó a conocer a Georgette, resaltó muchos de los rasgos positivos de esta mujer que tuvo un papel determinante tanto para el conocimiento como para el desconocimiento de la obra de Vallejo.

Américo de Ferrari, estudioso de Vallejo, reconoció la plena dedicación de la viuda a la obra del poeta durante los años que le sobrevivió, pero calificó esta dedicación de funesta para los investigadores, lectores y para el propio Vallejo. "Desordenó los Poemas humanos para siempre", dijo. "Ha sembrado una tremenda confusión con la forma que tuvo de dar a conocer los escritos de Vallejo, a veces de forma fragmentaria, es condiéndolos durante décadas y llegando incluso a hacer desaparecer algunos. Después de su muerte incluso se echaron en falta muchos manuscritos de Vallejo que ella tenía en su poder. Ello impide hacer una seria edición crítica de su obra".

Rafael Alberti cerró el encuentro de ayer con el poema de Vallejo, España, aparta de mí este caliz, que él considera como el mayor homenaje poético a la República en guerra. El congreso continúa esta mañana en la Universidad Autónoma, y a partir de las siete de la tarde los debates continuarán en el ICI, donde se presenta también una exposición dedicada a César Vallejo.