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Thatcher presiona al Gobierno polaco para que dialogue con el sindicato Solidaridad

La primera ministra británica, Margaret Thatcher, expresó ayer en Varsovia su esperanza en rápida reanudación del diálogo entre el Gobierno y la oposición en Polonia y calificó de "fascinante" el actual proceso de reformas en la comunidad de países socialistas. Margaret Thatcher dejó claro que el Gobierno del primer ministro Mieczyslaw Rakowski no puede esperar un trato de favor para la negociación de la deuda o nuevos créditos de los países occidentales si no entra en un diálogo real con la oposición. "La libertad política y la económica van inseparablemente unidas", subrayó la jefa del Gobierno británico.

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Superó lo dicho por otros líderes occidentales

Thatcher destacó a Hungría y a Polonia como los dos países socialistas que más decididamente han emprendido reformas democratizadoras, y pueden contar con mayor apoyo y cooperación de Occidente.En la última jornada de su visita oficial, de dos días de duración, a Polonia -la primera que realiza un jefe de Gobierno británico-, Margaret Thatcher insistió en que la legalización del sindicato independiente Solidaridad y el desarrollo del pluralismo político en este país son dos condiciones necesarias para que Polonia salga de su crisis política y económica.

Poco antes de regresar a Londres, en una entrevista en la televisión polaca, la líder conservadora británica deseó grandes éxitos al país en su vía hacia "la libertad y la democracia que quieren los polacos".

Cita en Gdansk

La última jornada de su visita comenzó con una ofrenda floral en el monumento de Westerplatte, donde comenzó la agresión de la Alemania nazi contra Polonia y la II Guerra Mundial en 1939, pero más tarde se convirtió en una continua manifestación de apoyo al sindicato ilegal Solidaridad.

En compañía de Lech Walesa, líder del sindicato, Thatcher depositó una corona de flores en el monumento a los obreros muertos por disparos de la policía en 1970.

El monumento se encuentra en la entrada principal de los astilleros Lenin, de Gdansk, donde trabaja Walesa como electricista, y cuyo cierre para el 1 de diciembre, anunciado por el Gobierno de Rakowski, ha dejado prácticamente congelado el diálogo entre el Gobierno y la oposición antes de haberse iniciado la mesa redonda.

"Solidaridad es un grupo muy importante de gente. Es mucho más que un sindicato, es una expresión de oposición en este país", dijo Thatcher, que recordó que en el Reino Unido el líder de la oposición es "una persona de gran relieve oficial y prestigio".

Varios miles de obreros se dieron cita en la ciudad de Gdansk para recibir a Margaret Thatcher y reivindicar en pancartas y coros la legalización de Solidaridad.

Walesa y Thatcher almorzaron junto a la plana mayor de líderes y asesores de Solidaridad, entre ellos Bronislaw Geremek, Bogdan Lis y Janusz Onyszkiewicz. Thatcher manifestó después del encuentro que había sido "maravilloso".

En una misa abarrotada de gente, cerca de los astilleros Lenin, cuna del sindicato independiente, la jefa del Gobierno británico escuchó de nuevo los cánticos pidiendo "Dios devuelve la libertad a Polonia" que pudo oír un día antes en Varsovia, en la tumba de Jerzy Popieluszko, sacerdote asesinado por policías en 1984. Las continuas referencias de la primera ministra británica al sindicato ilegal Solidaridad provocaron ayer gran irritación en medios oficiales polacos, según pudieron constatar los observadores.

"Oídos sordos"

Medios británicos en Varsovia manifestaron ayer que el Gobierno de Rakowski encontró "oídos sordos" de Thatcher para su solicitud de apoyos económicos previos para hacer frente al lastre de una deuda externa de 40.000 millones de dólares, que sólo en intereses cuesta 2.000 millones dólares anuales a Polonia.

Thatcher señaló: "Es el Fondo Monetario Internacional el que tiene que llegar a un acuerdo con Polonia". Cuando esto haya sucedido se abrirán nuevas posibilidades, añadió. No obstante, insistió en que su Gobierno sólo intercederá en favor de Polonia bajo la condición de que el proceso de apertura y reforma económica vaya acompañado de reformas políticas hacia el pluralismo.

El jefe de Estado, Wojciech Jaruzelski, acudió a despedir a la primera ministra británica, que regresó ayer a Londres. Thatcher se entrevistó dos veces con Jaruzelski y otras dos con Rakowski durante su estancia en Polonia.

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