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Realismo lírico

Albert Pla tiene 22 años, trabaja en una empresa textil de Sabadell y estudia para patronista en la Escuela de Oficios de su ciudad. Ganó por unanimidad el primer premio en la IV Muestra de canción de Autor. Algunos de los miembros del jurado, entre los que se encontraban Pi de la Serra y Ricardo :Solfa, no dudaron en calificarle de genio.Al contrario que la mayoría de los participantes en el concurso, que apostaron por lo rockero, Pla salió al escenario solamente con su guitarra y el acompañamiento a los teclados del músico Pep Bordas.

Cuando se le pregunta qué es un cantautor, se le llenan los ojos de pereza y- susurra: "Eso debe de ser una cosa muy aburrida, ¿no?". Su música recuerda en algunos momento a una salmodia gregoriana. Tiene un raro poder de comunicación, un ángel que encandiló al jurado y al público de Jaén.

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Sus canciones, en catalán, cuentan historias impregnadas de realismo lírico: un pastor que lega sus pertenencias alas cabras; Antonio, un macarra que muere dejando sin consuelo a las tabernas, a 16 prostitutas y a los niños de la inclusa; un chaval catalán que provoca la indignación de su padre al confesarle que quiere ser torero.

Es tan lacónico en el escenario como en la conversación. "Yo creo que no tengo maestros", afirma Albert Pla, "al menos no soy consciente de ello. Sí oigo cosas, algunas de las cuales me gustan, aunque no tenga nada que ver con lo que yo hago. Me han impresionado algunos artistas que he visto por la televisión, por ejemplo una que se llama Marifé de Triana, y también un negro que ya murió y que ,siempre salía con unas maracas. Creo que se llamaba Antonio Machín".

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