La crítica a Lenin enfrenta a soviéticos y occidentales
J. M. MARTI FONT, La crítica a Lenin por e de los expertos occidentales y la defensa de su política, o por lo menos de una e de ella, por los historiadores soviéticos marcaron ayer la sesión inaugural del simposio La 'perestroika'. ¿Adónde va la Unión Soviética?, que se celebra esta semana en Barcelona con la presencia de destacados especialistas en la URSS, tanto soviéticos del interior como exiliados y occidentales. Más que hablar del presente, la sesión de ayer se dedicó a una relectura de la historia, en la que destacó la vigorosa reivindicación de la nueva política económica (NEP) implantada en 1921 como la primera perestroika que intentó rectificar el totalitarismo que se imponía sobre el Estado soviético.
La comparación entre la NEP desarrollada en gran parte por Nicolai Bujarin -mandado fu silar por Stalin y recientemente rehabilitado, incluso en lo que se refiere a su pensamiento político y económico- y la actual perestroika (reestructuración) de Mijail Gorbachov, centró el debate de la mañana.El historiador soviético Nicolai Shmeliov, refiriéndose a los siete años posteriores a la instauración de la NEP en 1921, aseguró que "se trata del único período de nuestra historia en el que pusimos en marcha un sistema viable consistente en un modelo abierto de sociedad socialista y un sistema competitivo". Pero, según el historiador la NEP se estrelló "contra el analfabetismo humano inexplicable que se había instalado en el poder".
Shmeliov se atrevió a afirmar que la mayor tragedia de la historia de la URSS no fueron los campos de concentracion estalinistas, a pesar de toda la tragedia humana que desencadenaron, sino el hecho de que "en 1928 unas personas distorsionaron el sistema de precios y hoy en día aún seguimos viviendo en este sistema violado".
La primera divergencia entre los sovietólogos occidentales y los historiadores soviéticos la propició el italiano Vittorio Strada al afirmar que "Marx generó a Lenin y Lenin generó a Stalin", configurando así una teoría que, de alguna manera considera el estalinismo como algo inevitable, aunque más tarde, al responder a las críticas de sus colegas soviéticos matizara que se refería al marxismo 11 como monopolio del Estado", afirmando que a lo que él se oponía es al Estado "que toma en sus manos la ideología".
Antibistoricismo
La tesis del antihistoricismo de Lenin marcó el debate desde entonces. El historiador soviético Anatoli Butenko negó rotundamente la inevitabilidad del estalinismo, afirmando que esta es una idea que "está siendo muy divulgada por la burocracia, que de esta manera se justifica". En el mismo sentido se manifestó contra los que acusan al leninismo de antihistórico. "Lenin consideró correctas las tesis mencheviques" sobre la falta de madurez de la sociedad rusa para desarrollar el socialismo, dijo Butenko. Lo que se dilucidaba entonces, continuó diciendo, no era esto. "La pregunta era si el partido debía o no tomar el poder", agregó.
De hecho, esta dialéctica se inauguró ya con la primera intervención del simposio. "¿Ha dado la historia la razón a quienes pensaban que era prematura la revolución en Rusia?", se preguntó ayer Fernando Claudín recordando las tesis mencheviques.
El político español, expulsado del Partido Comunista de España junto a Jorge Semprún en el año 1965, y actual director de la Fundación Pablo Iglesias, que junto al Institut d'Humanitats de Barcelona y la Fundación Cidob organiza las jornadas, se preguntó si la inexistencia de las condiciones objetivas de una sociedad capitalista industrializada ha sido la causa de que el sistema soviético cayera en el pecado del estalinismo.
Claudín, aseguró que ya bajo la NEP se desarrollaba el módelo de gestión que iba a imponerse con el estalinismo y que tenía su mayor antecedente en el llamado comunismo de guerra, el que se produjo a finales de la guerra civil. El intento de utilizar la palanca del poder para crear las condiciones de la revolución, generó, según el político español el llamado "comunismo de cuartel."
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