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GUINEA, 20 AÑOS DESPUÉS

'On parle espagnol'

El castellano, en peligro de perder su batalla ante el francés en la ex colonia española del Áfricca ecuatorial

El castellano, última trinchera de cerca de un siglo de presencia española en Guinea Ecuatorial, está amenazado, cuando se cumplen hoy 20 años de independencia. Las recientes declaraciones del presidente Teodoro Obiang a favor de la francofonización de la ex colonía española en el África negra no sorprendieron en Malabo. Numerosos síntomas habían anunciado este paso con el que culmina el desplazamiento de España, a manos de Francia, del control de la economía, comunicaciones, transportes y defensa. Una enviada especial de EL PAIS visitó recientemente el país africano.

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La cultura y el idioma son los últimos bastiones de la presencia española en Guinea Ecuatorial, el único país africano donde se habla el castellano. Su permanencia es el principal objetivo de la cooperación española con su ex colonia, una ayuda que actualmente se concentra en las áreas sanitaria, educativa y cultural desde que, a partir de la reestructuración de 1985, adquirió un enfoque estrictamente humanitario.La imposición del francés como idioma de trabajo, la obligatoriedad de su aprendizaje en las escuelas públicas, la emisión desde enero de informativos en este idioma a través de Radio Malabo -que a pesar de estar en manos del Gobierno recibe apoyo de la cooperación española- y la programación de cursos de francés cuatro días a la semana en Radio Bata -emisora puesta en marcha por la cooperación china- han sido los primeros síntomas del asalto francófono, tras los fallidos intentos de desestabilizar la, televisión. Ésta, financiada y totalmente dependiente de la cooperación española, se halla desde febrero bajo la dirección por parte guineana de Maximiliano Nva, un policía conocido por su siniestro pasado durante la dictadura de Francisco Macías.

Todos estos pasos fueron emprendidos bajo las directrices de Obiang, pese a las opiniones desfavorables de su entorno, que temen que ello mine la identidad cultural de Guinea que, al fin y al cabo, constituye la verdadera frontera de este pequeño país -con una superficie igual a la de Extremadura- de sus vecinos francófonos.

El presidente justifica sus decisiones con la necesidad de que los funcionarios aprendan el francés para hacerse comprender en las reuniones de la UDEAC -unión aduanera francófona-, de la que Guinea Ecuatorial es miembro desde1985, y para estrechar lazos con sus vecinos. Para dar ejemplo, Obiang aprovechó su reciente es tancia en París para hacer una demostración de su fluido francés, en declaraciones ante la Prensa gala reproducidas por la televisión ecuatoguineana. Las propias autoridades francesas le felicitaron por el esfuerzo que ha dedicado al aprendizaje de su idioma, en el que se volcó poco después de su toma del poder, en 1979, asistiendo a las- clases de un profesor particular puesto a su disposición por la Embajada francesa en Malabo.

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Herencia cultural

Para Obiang, la apertura de su país a la cultura francesa no tiene por qué suponer la desaparición de la herencia cultural de la colonización española. La población no comparte el punto de vista de su jefe de Estado y critica que no dedique el mismo interés al inglés, que, a través de una degeneración dialectal procedente de la vecina Nigeria, se ha convertidoen el idioma predominante en la isla de Bioko. Tampoco ve con buenos ojos los planes de su Gobierno para proclamar en 1992 el francés como idioma oficial del país y anuncian la adopción de la resistencia pasiva. "Una cosa es lo que dice el presidente y otra lo que ocurrirá de verdad". Éste es un comentario frecuente en Malabo.La polémica coincide, según numerosos miembros de la co operación española en el campo educativo, con uno de los mo mentos de mayor expansión del castellano, que, a través de la alfabetización, ha hecho mella enlas generaciones por debajo de los 18 años. Pero muchos de ellos tienen presente que el entorno -el gigantismo de los vecinos francófonos, a los que fluye una masiva emigración juvenil- sitúa al castellano en desventaja en caso de tener que competir con el francés.

El peligro no es inmediato dada la incapacidad de la cooperación francesa -volcada en proyectos económicamente rentables- para sustituir la red de profesores, que alcanza los po blados más aislados por la selva continental, con el respaldo de un presupuesto de 500 millonesde pesetas anuales y de los religiosos de la FERE. En este sentido, se considera fundamental la labor de los medios de comunicación, que, a través de la televisión y la emisora África 2000 -actualmente en vía experimental-, se han convertido en soportes claves de la labor educativa. De hecho, los acuerdos que han resultado de la comisión mixta francoguineana del pasado año -para fijar el desarrollo y planes de la cooperación gala en Guinea- indican la conveniencia de estudiar el envío de técnicos franceses' radiofónicos para la cooperación en medios de comunicación en el marco de los planes para alcanzar el bilingüismo.

La petición realizada por Obiang en París ante la Unesco para que desarrolle un proyecto de ayuda a la televisión en su país también ha sido acogida como un síntoma preocupante en Malabo, donde los antecedentes han situado a esta entidad internacional como un aliado de la penetración francesa. Ésta, en el campo cultural, ha intentado recurrir a una imprenta de la ONU para dar salida al Poto-Poto, el periódico en francés que competirá con Ébano, cuya reedición va a ser puesta en marcha por la cooperación española.

Se ha hecho frecuente en Malabo el comentario de que "en 2492, si no se impone una acción firme, mientras Latinoamérica celebrará su primer milenario de hispanidad, Guinea celebrará medio milenío de francofanía".

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