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UNA REVOLUCIÓN EN QUIEBRA

Los últimos de Oran

Sólo nueve pasajeros llegaron ayer a Alicante en el último viaje del barco entre los dos países

Sólo nueve personas, ninguna de ellas de nacionalidad argelina, llegaron en la mañana de ayer al puerto de Alicante desde Orán en el que es, por el momento, el último viaje del barco que efectúa la conexión marítima entre el país magrebí y la ciudad valenciana. Ningún argelino pudo salir. Mientras estos viajeros, huidos de los disturbios, calculan en unos 1.000 los muertos durante la revuelta popular de Argelia, los últimos 400 argelinos que abandonaron ayer Alicante afirmaron temerosos que no ha habido muertos y que el discurso del presidente Chadli Benyedid ha devuelto la calma al país.

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A. es una joven española que teme ser identificada. Llegó a Argel para trabajar el mismo día en que comenzó la revuelta. Los empleados de la embajada española la convencieron para que regresara. El cierre del aeropuerto y de otras fronteras la obligó a realizar un último intento desde Orán. Llegó a tiempo y en la no che del pasado lunes embarcó en un transbordador hacia Alicante, con sólo ocho pasajeros más: cinco españoles, dos soviéticos y un alemán. Este barco salió excepcionalmente para recoger a los argelinos que permanecían en Alicante, alrededor de 400.A. afirma que un niño de ocho años -hijo de un empleado del hotel en el que ella se alojaba en Argel- murió a consecuencia de los disparos del Ejército la pasa da semana. Esa misma noche hubo al menos otros 50 muertos. Uno de los hechos que más ha sorprendido a esta española es el mal equipamiento de los militares que patrullan las calles. "Parecen el Ejército de Pancho Villa por como van vestidos, y casi todos son críos", explica. Uno de ellos la obligó a detener su vehículo apuntándole con su arma "Dirigen el tráfico con metralletas", recuerda. En Orán se vio envuelta en un tiroteo y asegura que, igual que murieron otros, una bala pudo alcanzarla a ella.

El ciudadano alemán que llegó en el mismo barco que A. se encontraba en Argelia haciendo turismo con su mochila a la espalda, mientras que el matrimonio soviético se marchó nada más pisar suelo alicantino. El resto de los españoles que regresaron, trabajadores de una empresa de transportes, declinaron comentar la revuelta y se mostraron muy preocupados por la dificultad de recuperar los camiones que la compañía ha dejado en el país norteafricano. Sí efectúan, en cambio, cláculos sobre los posibles muertos, que, según consideran, deben acercarse mucho al millar.

Todo lo contrario afirmaron ayer los pocos argelinos que accedieron a hablar con este periódico. Alrededor de 400 abandonaron Alicante en la tarde de ayer. Afirmaron ser sólo turistas y negaron que se hubiese producido muerte alguna. Explicaron que el cierre de la línea marítima se debe sólo a algún problema de divisas, mientras que reconocieron que ha habido manifestaciones juveniles a consecuencia de la carestía de la vida y del paro, pero sin violencia.

Un fuerte dispositivo policial permitió tomar fotografias. En un primer momento un equipo de la TV-3 y dos periodistas de este periódico habían sido amenazados, golpeados y robados por un grupo de argelinos.

Presencia del MDA

Antes de la revuelta, cuando el barco argelino llegaba a Alicante con casi mil viajeros, miembros del Movimiento para la Democracia en Argelia (MDA), seguidores del ex presidente Ben Bella, repartían entre los pasajeros propaganda política, mientras que propietarios de pensiones de 350 pesetas la noche ofrecían sus direcciones.Un representante del MDA en Alicante, Youcef Kerriche, su frió el pasado mes de agosto lo que calificó como atentado. Ke rriche denunció haber sido apu ñalado por un miembro de los servicios secretos argelinos infiltrado en su grupo. Sin embargo comerciantes árabes (argelinos, libaneses, palestinos) radicados en Alicante, consultados ayer afirmaron que el eco de los panfletos del MDA entre los pasajeros del barco Alicante-Orán es escaso.

Nabil, un comerciante palestino vecino de Alicante, afirma que no abrirá su comercio hasta que se restablezca la línea marítima con Orán. Lo mismo asegura Ximo, otro comerciante alicantino, quien estima en más de 1.000 las personas que se quedarán sin empleo por el cierre de la línea. Djlali -argelino- y Jamal -palestino-, afirman desconocer la situación en Argelia. Todos ellos maniflestan que los compradores no les informan. "Si quieres vender, no hables de política", explica Jamal.

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