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Llamamiento del Papa a la solidaridad internacional con Mozambique

Francesc Valls

Juan Pablo II hizo ayer un llamamiento a la solidaridad mundial con Mozambique para acabar con la guerra civil que desde hace 12 años destroza a este país, uno de los más pobres de África. Ante miles de personas, el Pontífice pidió a la comunidad internacional que esta ayuda no se quede en una especie de vaga compasión. En una de las más. profundas intervenciones de esta cuarta visita al continente africano, que concluye hoy, lunes, Juan Pablo II dijo: "Renuevo mi llamamiento a la solidaridad mundial para Mozambique, solidaridad que debe comenzar de la paz exterior, ideológica, militar y económica".

Las palabras del Pontífice cobraron una especial importancia para los mozambiqueños que han visto en Juan Pablo II al hombre que puede traer la paz a su destrozado país. La situación es compleja y no deja apenas puertas abiertas a la esperanza, ya que la lucha que lleva a cabo el Gobierno de Maputo contra los guerrilleros del grupo Resistencia Nacional Mozambiqueña (Renamo) -respaldado por Suráfrica- tiene dificil solución. Los rebeldes tienen la única voluntad de desestabilizar, según coinciden en afirmar los misioneros. Ése es también el objetivo del régimen racista de Pretoria."El hombre puede soportar el dolor, o las privaciones temporalmente y la miseria cuando se sostiene en la esperanza, pero no sucede lo mismo cuando se le presenta una situación sin vías de salida, sin soluciones eficaces", dijo ayer el Pontífice polaco ante los miles de fieles que se habían congregado en el estadio de Machava.

Entre aplausos que interrumpían sus palabras, Juan Pablo II pidió a Dios que se presenten estas soluciones para Mozambique, y se "pueda alimentar a muchos niños sin comida, sin instrucción; a los jóvenes desesperados o alienados; a los campesinos sin tierra o posibilidad de cultivarla; a los brazos dispuestos a trabajar, pero sin oportunidad de hacerlo, sin salario y sin futuro; a las familias dispersas o sin posibilidad de acoger a todos sus miembros; a las personas que no encuentran amparo en la ley". "Podemos esperar que estas soluciones se presentarán cuando los hombres sean más hombres", agregó el Pontífice ante los aplausos de los fieles.

Entrevista con Chissano

El Papa no defraudó a quienes han esperado ansiosamente su mensaje de paz en este mísero y destrozado país africano. Las pa labras de Juan Pablo II han ten¡do también buena acogida por parte del poder político mozambiqueño.El Gobierno marxista, que ha contribuido económicamente a la visita del Pontífice, ha cobrado fuerza ante la comunidad internacional con los gestos y las palabras del Papa. La entrevista entre Juan Pablo II y el presidente de la República, Joaquim Chissano, debió durar inicialmente 20 minutos y, de acuerdo con fuentes gubernamentales, se prolongó por espacio de 40 minutos.

A este hecho hay que añadir el amplio eco de la Prensa internacional hacia los actos terroristas de la Renamo. El relieve que ha cobrado con esta visita papal la tragedia de Mozambique favorece sin duda al régimen de Maputo, que intenta a través de la ayuda de países como España o el Reino Unido, instruir a su Ejército y poner fin a algunos desmanes en la lucha contra los insurgentes por falta de disciplina y de alimentos.

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El Pontífice tuvo precisamente ayer posibilidad de conocer a las víctimas de estas situaciones en su visita al barrio de Polana Canico, habitado por 15.000 personas, muchas de las cuales han huido de los horrores de la guerra mozambiqueña, que se prolonga desde la independencia del país en 1975.

Juan Pablo II cambió ante ellos la prioritaria clave de paz, que ha imperado en su viaje africano, para exhortar a los pobres habitantes de esta zona de Maputo a vencer al demonio y a "la tendencia a abusar del placer". "La de los ojos, que es la ambición de poder" y la avidez de riquezas.

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