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45º FESTIVAL DE VENECIA

Otra "querella por blasfemia" contra Chabrol convierte a la Mostra en víctima de fanatismos religiosos

ÁNGEL FERNÁNDEZ-SANTOS ENVIADO ESPECIAL La absolución judicial a Martin Scorsese (que se pasea por el Lido cercado con más cautelas policiales que un jefe de Estado) ha enturbiado, en lugar de aplacarlas, las aguas estancadas del integrismo católico veneciano. No contentos con su expiatorio viacrucis anunciado para esta tarde en San Marcos, grupos le febvrianos, fascistas e inquietantes católicos anónimos anunciaron ayer, con terminología guerrera de cruzados, una "invasión del Lido".

El fiscal del Veneto, Elio Naso, informó que su oficina se dispone a efectuar hoy las primeras diligencias para dar curso a querellas criminales presentadas contra el filme de Claude Chabrol Un asunto de mujeres que se apoyan jurídicamente en el supuesto delictivo de que contiene indicios de "vilipendio a la religión". El fantasmal "comité antiblasfemia" que mueve los hilos de este carrusel de amenazas y denuncias convierte así a la Mostra en laborato rio experimental de una enreve sada estrategia política de la extrema derecha italiana, escudada detrás de coartadas religiosas.Blasfemia justificada

El pretexto de la querella es esta vez la escena final del filme francés Un asunto de mujeres, en el que la actriz Isabelle Huppert, instantes antes de poner su cuello ba o la cuchilla de la guillotina, reza con desesperación sarcástica un irreverente Avemaría, posiblemente blasfematorio en sí mismo. El fiscal Naso pidió ayer que le fuera remitida una transcripción integral de los diálogos del filme y emplazó a los dirigentes de la Mostra para que le proyectaran, en una sesión a puerta cerrada en el Palazzo del Cinema, la película incriminada. La proyección tuvo lugar a última hora de la mañana de ayer y el pronunciamiento fiscalizador ante el nuevo caso, si llega a producirse, escapa del alcance horario de esta crónica.

El presidente de la Bienal de Venecia, Paolo Portoghesi, declaró que "cortar la película precisamente en esta escena final le haría perder una buena parte de su calidad. La blasfemia pronunciada por el personaje protagonista tiene lugar en el umbral de su muerte por ajusticiamiento y está totalmente justificada por su carácter y por el contexto de la situación en que se encuentra, sin que sea posible abstraer la frase del conjunto del filme".

Por su parte, Claude Chabrol afirmó que no acaba de entender lo que significa la palabra "vilipendio" y minimizó el riesgo de verse procesado por algo que no comprende, ni le concierne. En declaraciones al diario romano Il Messagero dijo: "Soy una persona muy pudorosa y carezco del ánimo que hace falta para suscitar clamores". El cineasta francés se encogió de hombros y, sin escolta por ahora, siguió su camino, de espaldas al escándalo.

Mientras tanto, las proyecciones de películas prosiguen a ritmo acelerado en todas las secciones, a la tensa espera de lo que hoy pueda ocurrir si se produce -lo que se considera improbable- esa sorda y oscuramente anunciada "invasión del Lido". Las resonancias militares de la amenaza, que provocó hoy un refórzarniento policial de los desembarcaderos de la isla y una más estricta vigilancia de sus riberas por lanchas patrulleras, adquieren entre los periodistas acreditados un divertido tono de corresponsales de una guerra santa que está adquiriendo por horas una rareza de farsa tragicómica.

La película senegalesa Campo de Thiaroye, de Sembene Usmane, algo primitiva en ritmos y cadencias de imagen, tiene sencillez, fuerza, y divierte, al mismo tiempo que cuenta bien el paso, en la mentalidad de los habitantes de este país al final de la II Guerra Mundial, de la aceptación colonialista a las primeras respuestas liberadoras.

Frankenstein

Verano maldito, filme británico del checo Ivan Passer, reconstruye aceptablemente, con buen gusto y nada más, la legendaria noche en que los dos grandes poetas románticos ingleses Shelley y Byron, junto con Mary, amante del primero, convocaron a través del opio a un monstruo de su imaginación, que fue la fuente del mito de Frankenstein. Curiosamente, este filme coincide argumentalmente con Remando al viento, que el español Gonzalo Suárez presentará dentro de unos días en el Festival de San Sebastián.

Finalmente, la Unión Soviética aportó una versión del cuento de Chejov El monje negro, dirigida por Ivan Vladimirovich Dichovikni, deudora de la memoria de Andrei Tarkovski, pero sin el genio de este gran cineasta desaparecido. Preciosista, con imágenes muy bonitas y una fotografía perfecta, anuncia a un buen cineasta, pero sólo lo anuncia.

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