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Paula Bradish: "Hay que controlar más los avances en la manipulacion genética"

Hay que establecer severos controles en torno a las investigaciones sobre biotecnología y manipulación genética para evitar que lleguen a hacerse auténticas aberraciones, dice Paula Bradish, especialista alemana en biología molecular y genética. Bradish, de origen estadounidense, responsable del Partido de los Verdes en temas cientíricos, participa estos días en la Universitat d'Estiu a Gandia, donde ayer intervino para hacer una crítica de estas nuevas tecnologías desde un punto de vista feminista.

Paula Bradish, de 34 años, estuvo algunos años trabajando como investigadora en el departamento de biología molecular de la Universidad Libre de Berlín. Ahora es asesora en temas científicos del partido de los Verdes de la República Federal de Alemania (RFA). Desde que abandonó la actividad investigadora se ha dedicado a la docencia y al estudio del impacto de la biotecnología, la ingeniería genética y la tecnología de la reproducción, haciendo una crítica feminista de la ciencia y de la política científica."Muchas personas no se han parado a pensar en que el desarrollo de la ciencia no es neutral, que no es algo que se hace desde una torre de marfil, aisladamente, sino que tiene lugar en un entorno social determinado", dice Bradish. "Tenemos que dejar de ver a los científicos como dioses de bata blanca y hacer ver a la gente que también son manipulables".

Para Bradish es necesario establecer severos controles y límites definidos a las investigaciones en biotecnología y en ingeniería genética y que estas limitaciones sean revisadas constantemente.

Critica la nueva ley española que regula estas investigaciones, por considerarla demasiado "liberal", y en ello coincide seguramente de forma involuntaria con los sectores conservadores españoles. Se muestra "espantada" por la rapidez con que se asumen estos avances, "que pueden llevar a auténticas aberraciones", y teme "los efectos que pueden tener en el Tercer Mundo".

Paula Bradish, responsable para la RFA del FINRRAGE (Red Feminista Internacional de Resistencia a la Ingeniería Genética y Reproductiva), considera que estas nuevas tecnologías constituyen un chantaje. "Las grandes multinacionales dicen ahora que con la biotecnología se va a poder solucionar la contaminación que ellas mismas han contribuido a crear", señala, "pero no hay una contrainvestigación que nos alerte de los nuevos problemas que pueden suponer estas nuevas tecnologías".

La fertilidad no es el fin

En este sentido, Bradish dice: "La dimensión de los daños que puede originar la ignorancia humana en temas biológicos supera ampliamente nuestras posibilidades de controlarlos". También denuncia esta bióloga la "coartada" que, en su opinión, utilizan los investigadores para justificar su trabajo al decir que la aplicación de la biotecnología y la ingeniería genética en animales mejora nuestra calidad de vida y que sólo se aplica a los seres humanos para curar o solucionar problemas de infertilidad. "Pero yo no me lo creo", señala, "porque lo primero que se hace es patentar los descubrimientos, lo que demuestra que hay intereses económicos que se anteponen a todos los demás".Además, Bradish dice que todas las nuevas técnicas de reproducción artificial que se han aplicado en los últimos 30 años a los animales han terminado por ser utilizadas también en los seres humanos. "Si aceptamos las manipulaciones para mejorar las especies animales con el fin de aumentar la producción de carne o de leche", señala, "no será difícil que nos acostumbremos a que se haga también en seres humanos".

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