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Grecia decide cerrar la base estadounidense de Helenikon

Grecia ha decidido cerrar la base norteamericana de Helenikon, en las cercanías de Atenas, aseguró ayer el portavoz del Gobierno, Sotiris Costopulos, quien, si bien no señaló la fecha en que se aplicará la medida, sí aclaró que la instalación militar no se trasladará a otro lugar del país. Estados Unidos mantiene en Grecia cuatro grandes bases: las de Helenikon y Nea Makri, en territorio continental, y las de Suda Bay e Iraklion, en la isla de Creta. Además dispone de una veintena de instalaciones auxiliares. Un total de 3.700 estadounidenses se encuentran destinados en estas bases.

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Un ojo en Washington y el otro en Ankara

La base de Helenikon es, por su cercanía a Atenas (aviones comerciales y militares disfrutan de una proximidad a veces embarazosa), la más visible de las bases norteamericanas en Grecia y el objetivo frecuente de manifestaciones de protesta. La Fuerza Aérea de EE UU la utiliza como punto de aprovisionamiento y operaciones de transporte hacia Oriente Próximo, así como para acciones de vigilancia con aviones de reconocimiento RC-153.El anuncio se produce cuando las negociaciones sobre un eventual nuevo acuerdo de cooperación económica y militar con Estados Unidos se encuentran bloqueadas. Ocho rondas de conversaciones se han revelado hasta ahora como inútiles, al menos de puertas afuera.

El pasado 14 de julio, Grecia denunció el actual acuerdo, firmado en 1983 y que caduca el 31 de diciembre. El gesto del primer ministro, el socialista Andreas Papandreu, tenía un carácter formal y era esperado, pero no tan pronto. Se trataba de una forma de recordar que Atenas estima que en el diálogo se parte de cero.

La opinión generalizada en Grecia es que habrá nuevo acuerdo, según diversos testimonios, algunos de ellos de fuentes gubernamentales, recogidos hace unos meses por un enviado especial de EL PAÍS. Sin embargo, oficialmente se pone el énfasis, en que el actual compromiso no es renovable automáticamente y que, tras la fecha de su expiración, si no hay nuevo acuerdo, se pondría en marcha un mecanismo para desmantelar las bases en el plazo de 17 meses.

Papandreu llegó al poder en 1981 tras una campaña en la que abundó la retórica contra la Comunidad Europea, la Alianza Atlántica y las bases norteamericanas, lo que no impidió que en 1983 firmara un nuevo acuerdo con Estados Unidos y que, paulatinamente, eliminara toda crítica de fondo contra la pertenencia a la CE, de la que el país mediterráneo, sobre todo sus agricultores, ha obtenido grandes beneficios.

Tras ser reelegido en 1985, Papandreu adoptó un tono mucho más moderado. La proximidad de nuevos comicios legislativos (están fijados para junio de 1989) podría no ser ajena al curso de las negociaciones con Estados Unidos.

"Son un peligro"

La actitud griega se pone de manifiesto en las siguientes declaraciones a este periódico del viceministro de Asuntos Exteriores, Teodoros Pangalos: "Las bases no son de la OTAN. Están aquí para servir los intereses de Estados Unidos. Una base militar se crea para hacer frente a alguien y, por tanto, supone un peligro. Es normal que busquemos una contrapartida, que puede ser técnica, política o de defensa. Y hay que saber, además, si las bases contribuyen a garantizar nuestra soberanía nacional".

El anuncio de cierre de la base de Helenikon se produce al día siguiente de que Costopulos calificase de "inaceptables" unas declaraciones del secretarío de Defensa norteamericano, Frank Carlucci, en las que, supuestamente, aseguraba que Washington no proporcionaría las garantías que Atenas exige para que se suscriba un nuevo convenio.

Aunque no se decía de qué garantías concretas se trataba, parece claro que tenían que ver con los contenciosos que enfrentan a Grecia y Turquía, especialmente los del mar Egeo y Chipre. "Recomendamos a los funcionarios estadounidenses que, antes de hacer declaraciones innecesarias y a destiempo, tengan en cuenta la posición del Gobierno griego", dijo ayer Costopulos.

"Como hemos subrayado repetidamente", declaró ayer el citado portavoz, "las negociaciones serán largas y duras" y su resultado "dependerá de la forma en que Estados Unidos trate ciertas cuestiones de nuestro interés directo". Papandreu ha prometido que si, como parece lo más lógico, se llega a un nuevo acuerdo, lo someterá a referéndum.

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