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Guayasamín pinta un mural para 1.000 años

La obra, de 360 metros cuadrados, se instalara` en un salón del Parlamento ecuatoriano

La casa de Oswaldo Guayasamín es la última de Quito, situada allí donde la ciudad casi pierde su nombre, en una colina desde donde se disfruta de una hermosa panorámica. Allá arriba no llega el agua corriente, que tiene que ser servida con camiones cisterna. Todo está decorado y diseñado por el pintor, que estudió cuatro años de arquitectura. Cuadros de grandes maestros, las cuatro primeras ediciones de los grabados de Goya, viejos cristos y muebles antiguos llenan la casa.A sus 59 años, Guayasamín, irradia energía y parece poseído de una furia creadora, volcada en la culminación del mural que sintetiza la historia de Ecuador. Una comisión de los diferentes partidos del Congreso encargó a Guayasamín la ejecución del mural. No hubo una directiva artística, dice el pintor: "En el contrato nunca permito, y no es una cosa prepotente, que, aparte de darme el título, me recomienden una cosa determinada. Si me han encargado a mí, tienen que tener la responsabilidad de que mi pensamiento de hombre de izquierda es permanente y surgirá en el mural".

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Para la ejecución material de la obra, donde trabajan 45 personas, "estamos construyendo unas planchas de acrílico con tela de vidrio. Estoy pintando con acrílicos. Esto tiene una duración mínima de unos 1.000 años de permanencia en el tiempo. Es acrílico sobre acrílico y se hace una sola masa al colocar el color. En esa misma forma está hecho el mural de Barajas, en Madrid. Es una duración casi eterna. El 4 de agosto lo inauguramos. Las estructuras están hechas en aluminio".

"Ediricio horrendo"

Tiene mala opinión Guayasamín sobre el edificio que albergará su mural. "Es un edificio horrendo, arquitectónicamente terrible. Parece un hotel de cuarta categoría en Europa. Aspiramos todos los ecuatorianos a que alguna vez se haga un palacio de verdad para el Congreso. El mural es susceptible de desmontarlo y colocarlo en cualquier sitio".

No quiere hablar el pintor del coste de la obra, pero dice que "es una donación mía. He cobrado estrictamente el coste. Hubo una pequeña crítica de alguna persona que no entendía mucho en alguna radio de la ciudad. Esto me ha incentivado para presentar al Congreso, el día de la inauguración, todos los gastos que hemos hecho y que es prácticamente lo que he cobrado".

La última sesión del Congreso saliente está prevista para el 7 de agosto y la primera del entrante el 10, que coincide con la toma de posesión del nuevo presidente de Ecuador, el socialdemócrata Rodrigo Borja.

Trabaja Guayasamín de 12 a 14 horas diarias. "Ahora es casi día y noche. Duermo cinco horas como máximo. Estoy metido muy violentamente en el mural. En realidad hubiera sido para hacerlo en año y medio o dos años, pero lo voy a realizar en cinco meses más o menos. Estoy trabajando muy intensamente".

Durante su trabajo, Guayasamín escucha música, "según lo que voy a hacer. Casi todo el mural, la parte trágica, la he hecho con La Pasión según san Mateo, de Bach".

El pintor niega influencias de los muralistas mexicanos sobre su obra. "Absolutamente ninguna influencia de ellos, para nada. Cuando era muchacho, en la Escuela de Bellas Artes, hice algunos cuadros que tenían cierta relación con la pintura mexicana, cuando tenía 19 años. Orozco es uno de los grandes pintores de México, el único que se salvó del folclorismo mexicano. El hombre de fuego, de Orozco, para mí es una de las grandes obras de este siglo. Tal vez igual al Guernica de Picasso".

Cuando termine el mural, Guayasamín, que está muy vinculado a España y pasa varios meses al año en Barcelona, no se quedará sin trabajo. La conversación se interrumpe varias veces con llamadas telefónicas que recuerdan encargos, pagados por anticipado, que deben esperar años. Está embarcado Guayasamín en una gran aventura. Al lado de su casa han comenzado ya las obras para construir lo que se llamará la Capilla del Hombre, y que quiere inaugurar en 1992, "a los 500 años del descubrimiento, como una especie de contrapartida de la posición latinoamericana sobre el descubrimiento".

La obra irá en "un edificio cuadrado como un dado, un bloque en forma de torre. Cada pared estará dedicada a una cosa. Una describirá lo que era América Latina antes de la llegada de los españoles. Esto no es tan anecdótico, porque todavía la mitad de la población ecuatoriana es india y ellos viven todavía en este estado, con sus vestidos y su lengua. Otra pared va dedicada a la conquista y el descubri miento, sin apasionamientos Hay indudablemente una cierta crueldad, que va a ser patente Otra, a la independencia, que no deja de ser menos cruel que la conquista. En una cuarta parte haré retratos, pero no de tipo formal, de los grandes defensores de la tierra de América".

Salir a la luz

"La cosa va a ser bastante fuerte en la cúpula", prosigue. "He hecho un viaje hace año y medio por toda la sierra de Ecuador, Perú y Bolivia, hasta llegar al cerro Potosí, donde murieron unos ocho millones de personas sacando la plata. Entré más de un kilómetro dentro de la montaña para sentir toda la ansiedad de la gente que nacía, vivía y moría adentro. Arriba habrá un poco de luz y las gentes estarán tratando de salir a la luz. El infierno de la Capilla Sixtina puesto en la oscuridad de esta montaña".

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