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El teólogo Castillo replica a los obispos y atribuye su destitución a las presiones del episcopado

Francesc Valls

El profesor de teología José María Castillo, destituido de su cargo en Granada por su talante progresista, aseguró ayer que tanto su cese como el de Juan Antonio Estrada, ambos jesuitas, fueron consecuencia de las gestiones de algunos obispos españoles en Roma.

Castillo respondió con estas palabras a la nota que la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe hizo pública el viernes en la que se negaban las presiones."Tengo entendido que en Roma hubo una reunión, a fines del año pasado, a la que asistieron el cardenal Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe; el padre Kolvenbach, general de los jesuitas; el cardenal Suquía, presidente del episcopado español; Fernando Sebastián, entonces secretario de la conferencia, y el presidente de la Comisión para la Doctrina de la Fe, Antonio Palenzuela. El resultado de ese encuentro fueron nuestras suspensiones para dar clases", manifestó ayer telefónicamente Castillo, que se halla fuera de Granada.

Las afirmaciones del profesor de teología contrastan con las razones argüidas en la nota hecha pública el pasado viernes por el episcopado -a través de la comisión para la Doctrina de la Fe- en la que se aseguraba: "Los obispos españoles no actuaron presionando deslealmente sobre el superior general de la Compañía de Jesús. La decisión final se tomó por los superiores jesuitas tras sucesivos informes, reuniones y consultas entre la Congregación para la Doctrina de la Fe, los obispos españoles más directamente implicados y los superiores correspondientes de la Compañía".

El texto del episcopado incluía algunos párrafos en los que se aseguraba que no había caza de brujas y que se había dialogado con los destituidos. A ello contestó ayer Castillo de manera tajante: "Conmigo nadie ha dialogado; ni en 1981, cuando tuve que dejar las clases ordinarias, ni ahora, que he sido suspendido en toda actividad docente".

Destitución no canónica

También respondió el profesor de teología a las acusaciones de escasa ortodoxia que se le hacían en la nota de la citada comisión. "A mí, personalmente, me han comunicado que mi destitución no tiene que ver con razones de este tipo; en 1981 aseguraron que no fomentaba el amor a la Iglesia y que mis enseñanzas eran críticas. Ahora no me han dado razones, pero me han dicho que el cese no era por una cuestión de heterodoxia", declaró Castillo. "Tampoco es cierto que yo no tenga en cuenta el magisterio de la Iglesia, porque llevo siete años enseñando Historia de la Teología e Historia del Sacramento del Orden y en ambos casos explico la doctrina del magisterio", dijo el teólogo. "Además", añadió, "en mi libro Símbolos de libertad dedico un capítulo al magisterio y no comprendo cómo pueden decir eso".Castillo era ayer el único localizable de los dos teólogos sancionados con la suspensión indefinida en sus actividades docentes. La destitución se hizo por una vía no canónica, al ser el provincial andaluz quien comunicó a ambos, el pasado mes de mayo, la decisión sin que para ello fueran precisas pruebas ni acusaciones concretas.

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