Jaspers Johns, Barbara Bloom y el pabellón de Italia, premiados en la Bienal de Venecia
Polémica por el galardón otorgado a los artistas italianos
ENVIADO ESPECIAL Con el anuncio oficial de la concesión de los premios, que han recaído en la presente edición en los norteamericanos Jaspers Jolins y Barbara Bloom, en la modalidad de galardones individuales, y en el pabellón italiano, en la de países, la 43º Bienal de Venecia ha abierto sus puertas al público hasta el 25 de septiembre. Como es tradicional, la sesión solemne de apertura tuvo lugar, ayer, con la presencia del presidente de la República, y se espera un flujo constante de visitantes a lo largo de todo el verano en la turísticamente saturadísima Venecia.
Es cierto que los recientemente restaurados premios oficiales de la Bienal no tienen ni mucho menos la importancia que antaño, pero los de la presente edición, que han sido concedidos por un jurado internacional formado, bajo la presidencia de Octavio Paz, por el italiano Calvesi, el norteamericano T. Meser, el francés P. Restany, el alemán W. Schmalenbach y el polaco Stanislawski, están recibiendo muy duras críticas.En realidad, salvo el caso de Jaspers Johris, que era un premio justo, necesario y universalmente esperado, los restantes han constituido una autentica sorpresa, que en lo que se refiere al premio al mejor pabellón ha ribeteado el escándalo.
Viejos y jóvenes
El pabellón de Italia, formado por cuatro secciones básicas, respectivamente dedicadas a El abstractismo (A. Burri, P. Dorazlo, C. Accardi y G. Santomasso), La nueva iconología (M. Paladino, E. Cucchi, S. Chia y F. Clemente), Los medios alternativos (J. Kounnellis, Marisa Merz, G. Barunchello y M. Mochetti) y Figuración y naturaleza (E. Marlotti, P. Gucione, R. Savinio, F. Sarnari, A. Pomodoro, E. Mattiací y R. Ranaldl), da una impresión injusta de agotamiento del muy vivo espíritu de vanguardia italiano. El arte de los viejos allí representados parece viejísimo, pero también el de los jóvenes.
Por otra parte, la en principio prometedora sección complementaria, titulada Ambiente Italia, con obras de Cy Twombly, Sol LeWitt, G. d'Almeida, J. Dibbets, L. Gischa, M. Lüpertz, R. Matta y N. de Saint Phalle, finalmente ofrece su peor apariencia de mezcla indiscriminada.
Con lo dicho, casi todos los especialistas presentes aventuraban como más probables otros premios, como los de los pabellones del Reino Unido (T. Cragg), Suiza (M. Raetz) o el de Austria (S. Anzinger).
El propio pabellón español, formado por los escultores Jorge Oteiza y Susana Solano, si bien no ha sido suficientemente comprendido por los críticos internacionales, y en este sentido no sonaba como premiable, poseía una dignidad comparativa que lo hacía merecedor de respeto.
En cuanto al premio otorgado al mejor artista joven, dentro de los que exponen en la sección de Aperto 88, el único premio que comporta una gratificación en metálico de 25 millones de liras (unos 2,5 millones de pesetas), que ha sido otorgado a la norteamericana Barbara Bloom (Los Ángeles, 1951), es asimismo discutible, y de hecho está siendo discutido, aunque en este caso la decisión se valora con menos acritud, pues, fuera cualquiera, comporta un grado mayor de aleatoriedad.
En la sección de Aperto 88 se han seleccionado 86 artistas de 25 países. Los artistas españoles que participan en este apartado son Juan Carlos Savater, Ricardo Cotanda y Federico Guzmán.
La ciudad de Venecía ofrece, además de la Bienal, otras iniciativas artísticas complementarias, como la muestra de los fenicios (Palazzo Grassi), Veronés (Galería de la Academia), Lucini (Museo Correr), Zandomeneghi en París (Ca'Pesaro), entre otras.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.