Cena privada en la 'dacha' secreta de Gorbachov
El matrimonio Reagan fue invitado a la tradicional casa de campo soviética en las afueras de Moscú
La dacha o casa de campo, que es parte imprescindible de la primavera y el verano rusos, no podía faltar en la visita de Ronald y Nancy Reagan a Moscú. Por eso los Gorbachov les invitaron ayer a una cena privada en una dacha, que para la inmensa mayoría de sus conciudadanos es tan misteriosa como la personalidad y el modo de vida de los dirigentes soviéticos. Gorbachov, como los otros miembros del Politburó, tiene el privilegio de descansar en una dacha que, según medios soviéticos, se encuentra en Zhukovka, en la misma zona que las de sus colegas, al suroeste de la ciudad, y está discretamente protegida de la mirada de los curiosos por un frondoso bosque.
Enjambres de policías, que parecían brotar como por arte de magia de la vegetación exuberante, se encargaron de disuadir a cualquiera que se detuviera en la carretera que conduce a un famoso restaurante de las afueras de la ciudad, el Ruskaia Izba (La Cabaña Rusa).De cuando en cuando, un Zil (los coches de lujo de la elite soviética) o un grupo de Volgas negros (de los servicios de seguridad) abandonaban esta ruta y se internaban por los senderos que conducen al paraíso de los privilegiados, donde, entre arroyuelos, abedules y fragancias campesinas, se reproducen los patrones de la jerarquía del poder soviético, con el río Moscova como telón de fondo.
Sobre la dacha de Gorbachov han circulado en Moscú diversos rumores. Se dice que es de ladrillo, que está construida con materiales finlandeses y que ha sido concluida hace poco tiempo con grandes gastos presupuestarios. Y no falta quien, partiendo de estos rumores difíciles de verificar oficialmente, haya criticado al secretario general por continuar las tradiciones de la nomenklatura soviética.
El bucólico entorno de Zhukovka fue potenciado bajo el mandato de Nikita Jruschov y, aparte del pueblo de este nombre, está dividido en Zhukovka 1 y Zhukovka 2. En el primero, o Sovmin, vivían tradicionalmente los miembros del Consejo de Ministros, y en el segundo, los académicos y personalidades del mundo científico. No muy lejos de aquí, en Kunzevo, una zona hoy ya urbanizada, está todavía (cerrada y vigilada) la dacha donde Stalin invitaba a sus colegas a largas veladas nocturnas y donde el dirigente falleció, en 1953.
No es ésta la primera vez que un dirigente soviético invita a un político extranjero a su dacha. En 1959, Jruschov invitó a Richard Nixon a una dacha de Zhukovka y después a dar un paseo en barca por el río. La dacha en cuestión fue ocupada posteriormente por Leónid Breznev. En las tardes de verano, unos autobuses especiales se llevan a los empleados del comité central hacia sus dachas, vecinas a un bien abastecido supermercado y provistas de un servicio de buffet centralizado.
La dacha no es, sin embargo, una exclusividad de los políticos. Los alrededores de Moscú están plagados de colonias de dachas de todo tipo. Las hay con solera y alma, como la de Boris Pasternak, situada en el pueblo de Peredelkino, donde tienen sus dachas los miembros de la Unión de Escritores. Las hay también modestas y proletarias, construidas con materiales reunidos a base de años de inmensas fatigas. Hay dachas heredadas y las hay alquiladas por temporadas a precios desmesurados, con el fin de que los niños respiren el aire puro en compañía de la babushka, o abuela, mientras los padres viajan todos los días en elektrichka (tren de cercanías) para seguir trabajando en Moscú.
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