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El alto el fuego en Nicaragua, más cerca que nunca tras el diálogo en Managua

Antonio Caño

Sandinistas y contra volverán a reunirse en Managua los días 7, 8 y 9 de junio con la esperanza de lograr un alto al fuego definitivo. Ambas partes ven esa posibilidad más cercana que nunca después de que, en la última ronda de negociaciones, la contra aceptase el principio de reincorporarse a la vida institucional y el Gobierno admitiese la discusión sobre las reformas democráticas que los rebeldes exigen.

El Gobierno nicaragüense sigue desconfiando de la influencia que pueda ejercer el jefe militar de la contra, Enrique Bermúdez, a quien acusa de oponerse al acuerdo. Pero ni siquiera este factor impidió el optimismo generalizado con el que acabaron la madrugada del domingo (hora española) las tres jornadas de negociaciones en Managua.Un miembro de la delegación gubernamental afirmó al término del encuentro: "Se puede llegar a un cese el fuego definitivo en un corto plazo. No creo que Bermúdez sea una persona estúpida y sabe que en las circunstancias actuales no se puede esperar una decisión del Congreso norteamericano a favor de la ayuda militar, aunque, tal vez alguien en la Administración lo quisiera".

Por parte de la Resistencia Nicaragüense (RN), también un alto integrante de su delegación reconoció que la posición adoptada por el Gobierno sandinista, aceptando las condiciones democráticas que pedía la contra, había sido tan importante que obligaba a los dirigentes rebeldes a tomarse unos días para reflexionar. "Esto es como una partida de ajedrez en la que se están haciendo los últimos movimientos; ahora nos vamos a tomar unos días para pensar, pero dejamos las fichas en la misma posición", comentó esta fuente.

Públicamente, el jefe de la delegación del Gobierno, general Humberto Ortega, cerró en la tarde del sábado las negociaciones con fuertes embestidas dialécticas contra los líderes de RN, aunque parecían dirigidas a una militancia sandinista que tiene ya el hígado muy dolido por la presencia en el país de Bermúdez y otro conjunto de concesiones que, como dijo Ortega, el Gobierno ha venido haciendo "en la defensa responsable de los intereses de toda la nación". "Ya no tienen el pretexto de que no queremos ratificar el carácter democrático del proceso nicaragüense", añadió el general.

Avances históricos

El abogado norteamericano Paul Richler, que actúa como asesor del Gobierno, calificó de "históricos" los avances de la última ronda de negociaciones. El propio jefe, de la delegación de la contra, Alfredo César, admitió el paso cualitativo dado hacia el cese el fuego definitivo, cuando afirmó, en su última conferencia de prense. antes de salir de Managua: "Hoy el Gobierno ha aceptado que son necesarias condiciones, de democratización para acabar con la guerra".

Esto se ha demostrado cierto hasta tal punto que llegó a desorientar a la contra. La delegación de RN vino el jueves a Managua, después de hablar en Washington con el secretario de Estado, George Shultz, y con el líder del Congreso, Jim Wright, con una propuesta global en la que se detallaban las condiciones democráticas que se deben dar para que pueda haber paz. Tal vez íntimamente, algunos dirigentes de la contra creían que eso nunca podría ser aceptado por los sandinistas. Sin embargo, éstos se comprometieron a negociar garantías de que esas condiciones democráticas se cumplirían, y extendieron sobre la mesa un papel para firmar el definitivo cese el fuego. La apuesta era tan fuerte que obligó a la contra a un repliegue temporal.

El Gobierno teme ahora que en la semana que resta hasta la próxima reunión, las fuerzas que, dentro de la contra y en EE UU, actúen contra el acuerdo puedan imponer su criterio.

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