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CITA EN MOSCÚ

Reagan y Gorbachov se reúnen hoy en el Kremlin

Pilar Bonet

El Presidium del Soviet Supremo de la URSS, máximo organismo colegiado del Estado soviético, ratificó ayer el tratado de reducción de fuerzas de alcance medio (INF), allanando el camino para la ceremonia de intercambio de textos durante la cumbre entre Mijail Gorbachov y Ronald Reagan que comienza hoy en Moscú. El presidente norteamericano llega hoy, procedente de Heisinki, al aeropuerto moscovita de Vnukovo, donde, según lo previsto, será recibido por Andrei Gromiko, presidente del Presidium, y conducido posteriormente al Kremlin para su primer encuentro con Mijail Gorbachov.

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La ratificación del tratado INF por parte soviética se daba por descontada. No obstante, el Krerrilin no quiso dar el último visto bueno al documento firmado por Reagan y Gorbachov en Washington en tanto el Senado norteamericano no hiciera lo propio. Este organismo lo ratificó el viernes, y el sábado, con pocas horas de diferencia, se reunía el Presidium del Soviet Supremo.La reunión fue transmitida en directo en los circuitos de televísión del hotel Mezhdunarodnaia, donde está instalado el centro de prensa norteamericano. Un vivo debate, en el que intervino el ministro de Exteriores, Eolvard Shevardnadze, el secretario del comité central Egor Ligachov y el ministro de Defensa, Dmitri Yazov, así como el mismo Gromiko, sirvió para dar una cierta "tensión final" a los preparativos de la cumbre, para la cual se han acreditado 5.365 periodistas, de los que 3.300 son extranjeros de 62 países distintos, según informó ayer el portavoz de Exteriores, Guenadi Guerasimov.

El discurso pronunciado en Helsinki por el presidente Reagan fue acogido con desagrado en medios oficiales soviéticos pero ello no parece enturbiar el ánimo de diálogo con el que la URSS acoge al dirigente estado unidense. La televisión soviética, que ofreció imágenes de Reagan dirigiéndose a su auditorio finlandés, afirmó que el presidente había dedicado gran parte de su discurso a "los derechos humanos, tal como los entiende la parte norteamericana".

Encuentro con disidentes

En Moscú, Reagan se encontrará con disidentes y otkazniki, personas a las que se ha negado el permiso para emigrar de la URSS. Uno de los invitados, Lev Timofeiev, redactor jefe de la revista Referéndum, nos aseguraba el viernes que la lista de presos políticos en la URSS consta de unos 200 nombres. Rudolf Kuznetsov, jefe de la institución soviética que expide los visados de salida de la URSS, dijo a la agencia Tass que unas 40.000 personas habían emigrado de la URSS en 1987 y otras 20.000 recibieron visado de salida durante los cuatro primeros meses de 1988.

En vísperas de la cumbre, la UR.S S ha procedido a una clara autocrítica de la política exterior desarrollada en la época de Breznev. "Un enfoque doginático" propició un retraso de la política exterior en relación a los "cambios fundamentales que se veríficaban en el mundo", señala el documento programático que debe ser aprobado por la XIX Conferencia de PCUS.

Una "nueva apertura" de la URSS y la "posibilidad de conocer y comprender mejor el mundo" son las consecuencias de este diálogo. El documento pone el énfasis en la solución política de los problemas y afirma que la efectividad militar soviética debe asegurarse a partir de ahora con nuevos parámetros cualitativos; a saber, un nuevo enfoque de la técnica y de la composicíón humana. "Lamodificación de los factores objetivos que generan la guerra", subraya, "permite pensar que las garantías de seguridad van a pasar cada vez más del campo del potencial militar a la esfera política".

Observadores occidentales en Moscú opinan que Gorbachov está poniendo las bases para una reestructuración a fondo (reducción incluida) del Ejército Soviético, formado por más de cinco millones de hombres y aquejado del mismo burocratismo que la sociedad civil. "La salida de las tropas de Afganistán abre el camino para que la sociedad pida cuentas al Ejército y le obliguie a una reforma", opina una intelectual soviético.

En la actualidad existen ya síntoirrias de confrontación entre altos cargos militares y un nuevo movimiento pacifista que se desarrolla paralelamente al movimiento pacifista oficial, donde las relaciones públicas y la propaganda priman sobre la reflexión profunda. Esta semana, en un programa de debate de la televisión, un joven se enfrentó a un general soviético que se quejaba de la falta de espíritu patriótico entre la juventud. El joven rechazó públicamente el paralefismo entre la intervención sovi ti . ica en Afiganistán y el papel jugado por la URSS en la guerra civil española.

El viernes por la noche, el programa Sgliad (La mirada) reclamaba una intervención más activa de Moscú a favor de los 300 soldados soviéticos prisionerosde la oposición afgana. El locutor reprochaba a las autoridades el no hacer nada por liberar a los cautivos, y afirmaba que hay muchos ciudadanos dispuestos a pagar un rescate por ellos. A estos prisioneros iba dedicada. una canción del trovador Alexaridr Rosembaum que decía: "Volveremos a nuestro país, pero ¿a quién acusar de que llevamos años prisioneros?".

La crítica más detallada a la política exterior soviética realizada hasta ahora partió del historíador Viacheslav Dashichev. En un artículo publicado en L¡teraturnaia Gazeta, Dashichev mantenía que Occidente tenía razones para pensar que la URSS se aprovechaba del período de distensión de los años setenta para aumentar su potencia militar. El peligro de guerra con participación de las grandes potencias ha disminuido y las relaciones soviético-norteamericanas han mejorado desde la llegada de Gorbachov al poder, según afirman las tesis de la próxima conferencia del PCUS.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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