Petición de cuatro años de cárcel para un policía por tráfico de cocaína

La Audiencia Provincial de Almería dejó ayer visto para sentencia, tras cinco jornadas de sesiones, el juicio contra el subcomisario de policía, José Martínez, por presunto tráfico de cocaína. El fiscal, Juan Bautista Parra, rebajó su petición de seis años de cárcel a cuatro años de privación de libertad y mantuvo la solicitud de multa de un millón de pesetas y la inhabilitación especial de siete años para el subcomisario, que podría suponer la expulsión definitiva de su actividad policial.

A la vista no asistió el senador socialista Eloy López Miralles ni el actual delegado del Gobierno en Melilla, Manuel Céspedes. El fiscal dedujo de estas ausencias, unidas a los datos que obran en su poder, que no puede descartarse la denominada conexión andorrana del procesado con el ultraderechista Francisco Iribarne, huido de la justicia española en 1979 y actualmente condenado por tráfico de estupefacientes en Francia."Esa sería la tapadera del subcomisario para poder decir que sus viajes a Andorra los utilizó para intentar la amnistía del ultraderechista, utilizando su condición de policía, y yo sé, aunque no consta en el sumario, que ha estado en Andorra entrevistándose con Iribarne en otras ocasiones", afirmó Parra. Según el fiscal, la condena al subcomisario Martínez supondría darle satisfacción a la sociedad, que exige fuerzas de seguridad limpios y libres de toda sospecha.

Por su parte, la abogada Socorro Mármol reiteró la libre absolución para su cliente, aunque insinuó al tribunal que, en caso de proseguir adelante la acusa donde presunto tráfico de cocaína, se tuviera en cuenta que en el maletín se contenían otros productos amorfos y cafeína. Mármol añadió que alguien logró variar la sustancia y se quejó de que el subcomisario Martínez y la persona que le entregó el maletín, José López Vilarrasao, recibieran diferente trato por parte de la maquinaria judicial.

Amigo de un 'ultra'

López Vilarrasao es amigo personal del ultraderechista Iribarne y declaró haber estado en casa del procesado días antes de que éste fuera detenido. En cuanto a las razones que lo habían llevado la última vez a visitar al procesado, en el chalé de una urbanización situada a las afueras de Almería, López Vilarrasao explicó que el subcomisario le había dicho que tenía unos documentos referentes a Iribarne. Añadió que tales documentos habían llegado a España y que quería que él los custodiara.El capitán del servicio de información de la Guardia Civil acusó al policía de haberle ofrecido diez kilos de cocaína a cambio de echar tierra al asunto, pero en un careo posterior se aclaró que esa cantidad era para desarticular a otras bandas.

La defensa cuestionó la actitud del jefe de información de la Guardia Civil, por no haber denunciado alcomienzo de la fase sumarial el presunto soborno. Asimismo, indicó que los testigos fueron los únicos que cayeron en contradicciones en el desarrollo de la vista oral y acusó a la maquinaria judicial de no haber investigado más el caso. En todo momento reiteró que su cliente había sido objeto de una trampa y que su intención no era más que la profesional para hacer llegar la documentación de Iribarne a altas instancias de la Moncloa.