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CITA EN MOSCÚ

Una URSS ensimismada aguarda a Reagan

Gorbachov recibe a su huésped con la autoridad moral que le da su proceso de democratización

Pilar Bonet

Una Unión Soviética que por primera vez en muchos años mira con más curiosidad hacia sí misma que hacia el mundo exterior espera al presidente norteamericano, Ronald Reagan, para su cuarto encuentro con Mijail Gorbachov. Éste aguarda a su huésped con la autoridad moral que le da haber situado al país en el umbral de un proceso de democratización arriesgado y difícil y haber liquidado algunas de las cuentas pendientes que Leónid Breznev tenía con Occidente.

La XIX Conferencia del PCUS, que comienza el 28 de junio, está concebida como un paso especialmente importante en el proceso de reforma política, social y económica. La retirada de Afganistán, iniciada el 15 de mayo, es el gesto más evidente del cambio en la concepción imperialista, basada en las tradiciones rusas, de la política exterior soviética.Intelectuales soviéticos reformistas han acogido con satisfacción las tesis que constituirán el contenido de la XIX Conferencia. El documento, elaborado por Gorbachov, quiere aglutinar a todas las fuerzas sociales en torno a un proyecto que prevé un reparto del poder político sin que el PCUS deje de ser el único partido ni abandone su afán de ser la "fuerza dirigente y organizadora de la sociedad soviética".

La reforma prevé limitar el mandato de los dirigentes, un cambio en la composición del aparato del PCUS, una revitalización de otros organismos, corno son los soviets (consejos), y un reforzamiento del "Estado de derecho" dentro del socialismo. Parte del programa es la "creación de bases materiales y legales para la realización de las libertades constitucionales, como son la libertad de palabra, de prensa, de reunión, de celebración de mítines y manifestaciones y la libertad de conciencia. Las tesis sugieren limitaciones en el poder de los órganos policiales al hacer hincapié en "las garantías individuales de los derechos del ciudadano: la inmunidad personal, de la vivienda, del secreto de la correspondencia y de las conversaciones telefónicas".

Las "organizaciones sociales" son acogidas basándose en el principio de que "merece reconocimiento cualquier actividad social que se realice en los marcos de la Constitución y no contradiga los intereses del desarrollo de la sociedad socialista soviética". Estas organizaciones, a las que se les augura un respaldo legal en el "futuro próximo", deben ser "interlocutores del Estado en la realización de los programas sociales".

Fuerzas frescas

El documento abre la posibilidad de renovar parte del Comité Central del PCUS, con independencia de los congresos del partido, que se celebran cada cinco años. "Para asegurar el constante flujo de fuerzas frescas [se prevé] examinar la posibilidad de renovar en parte la composición del comité central en el período entre los congresos". "La decisión sobre ello debe ser adoptada por una mayoría cualificada en votación secreta", señalan las tesis, que no especifican qué organismo se encargará de poner en práctica la medida."La conferencia podría completar la composición del comité central sustituyendo a aquellos miembros que se jubilaron o fueron destituidos de sus cargos desde que se celebró el congreso", nos decía ayer el profesor Evgueni Ambarzumov, miembro del Instituto de Economía del Sistema Socialista Mundial. Ambarzumov, que en época de Konstantin Chemenko defendía las reformas en la URSS mediante metáforas históricas, piensa, como el economista Nikolai Shmelov, que la URSS puede contraer deudas en Occidente para ayudar a resolver la crónica escasez de bienes de consumo que padecen los ciudadanos. La medida, opina, debe combinarse con la reforma económica radical.

En un polémico artículo publicado por la revista Novi Mir, Shmelov proponía que la URSS pida créditos de algunas decenas de miles de millones de dólares en el mercado internacional. "En la práctica mundial", señalaba, "el crecimiento del endeudamiento exterior, mientras no rebase ciertos límites, se contempla como un fenómeno absolutamente normal". La deuda neta de la URSS (24.000 millones de dólares, según los medios bancarios occidentales) no es muy alta, considerando las características del país, pero el endeudamiento despierta reticencias en círculos políticos soviéticos.

Iván Ivanov, vicepresidente de la Comisión de Relaciones Económicas con el Exterior, considerado un brillante experto en la economía occidental, ha asegurado ante delegaciones occidentales que la URSS no puede permitirse el desembolso de 20.000 millones de rublos en importación de bienes de consumo. Ivanov aseguraba conocer mejor que Shmelov la situación económica soviética. Desde 1963, la URSS es un comprador permanente de cereales e importa actualmente 1 de cada 3 litros de aceite, 1 de cada 10 kilos de carne y 1 de cada 5 latas de conservas de frutas que consume el país, según dijo el jefe del Gobierno, Nikolai Rizhkov.

La urgencia en resolver el problema del abastecimiento, al que no contribuirán inmediatamente las empresas cooperativas e individuales ahora potenciadas, tiene razones políticas y sociales. Una población mal nutrida es mal aliado para las anunciadas subidas de precios. Sobre la insatisfacción pueden operar, según Ambarzumov, las fuerzas conservadoras e inmovilistas, qúe "han perdido una batalla, pero no la guerra".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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