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Entrevista:CITA EN MOSCÚ

Orzechowski: "Que nos dejen a nosotros nuestras relaciones con la Unión Soviética"

El ministro de Exteriores de Polonia compara los disturbios en su país a las huelgas en España

Andrés Ortega

"Que nos dejen a nosotros nuestras relaciones con la Unión Soviética", afirma Marian Orzechowski, ministro de Asuntos Exteriores de Polonia desde 1985 y miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP). Orzechowski opina asimismo que quizá sea Europa occidental la que esté perdiendo el tren de la historia al no fomentar una integración verdaderamente paneuropea.

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Orzechowski, de 57 años, llegó a Madrid el miércoles en visita oficial. Ayer fue recibido por el rey Juan Carlos a quién transmitió una invitación para viajar a Polonia. El rey la "agradeció", según fuentes diplomáticas. Orzechowski se entrevistó también con el presidente del Gobierno, Felipe González (a quien reiteró una invitación a Varsovia), y con su homólogo Francisco Fernández Ordóñez.Pregunta. Durante los recientes conflictos laborales en Polonia usted atacó la actitud de la Prensa y de algunos Gobiernos de los países occidentales. ¿Piensa realmente, como afirmó, que Polonia vuelve a ser utilizada para interrumpir el proceso de distensión?

Respuesta. Si lo pienso es que tengo fundamentos para ello. No he hablado de todos los Gobiernos, pero existen fuerzas políticas en Occidente que han tratado a Polonia como un instrumento. Son fuerzas que no están interesadas en que, por ejemplo, la perestroika en la Unión Soviética tenga éxito. Y desde este punto de vista si en Polonia se produjese una desestabilización, Polonia volvería a ser un país estremecido por las inquietudes sociales, y sería un magnífico argumento en contra de los procesos que están produciéndose en la URSS para los que fuera y dentro de ella son contrarios a los cambios(...)

En realidad, los acontecimientos, en sus dimensiones y en su carácter, no han sido muy distintos de lo que pasa a diario días en los países occidentales. No sé si es muy diferente de lo que pasa en los astilleros vascos, o, en su esencia, de las huelgas de maestros en su país. Lo que se considera normal en un país occidental cobra dimensiones apocalípticas cuando ocurre en un país comunista.

Problemas de la reforma

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P. El Gobierno ha logrado tranquilizar de momento la situación en Polonia. ¿Pero qué pasos va a dar para frenar un malestar creciente?R. Los problemas siguen existiendo. Son los problemas de la reforma económica, de salir de la penuria económica en que se encuentra nuestro país. Es un proceso muy difícil y muy doloroso. Nuestros lectores e interlocutores españoles deben entenderlo, porque saben qué problemas sociales comporta la reestructuración de la industria(...) Los recientes acontecimientos muestran que la posibilidad del diálogo con distintas fuerzas políticas son más amplias que antes(...) Pero no creo que nadie en Polonia que vea de una forma realista lo que hemos pasado pueda pensar en una revitalización de Solidaridad.

P. Si Gorbachov habla con Sajarov, ¿por qué Jaruzelski se niega a hablar con Walesa?

R. Como dicen los franceses, hay que guardar todas las proporciones. Sajarov y Walesa son dos cosas, dos personas diferentes. Hay que comparar qué es lo que dice Sajarov con lo que dice Walesa. En segundo lugar, Solidaridad no es Walesa y Walesa no es Solidaridad. En cuanto a Solidaridad, tenemos ya la experiencia de 1981: ese sindicato, que al principio fue la esperanza de varios millones, a través del caos de las huelgas llevó al país al borde de un abismo. Sólo la introducción del estado de excepción pudo salvar al país(...)

P. ¿Cuál es el efecto de la perestroika soviética en la vida interna de Polonia?

R. Nos fortalece en nuestra convicción de que estamos caminando por la senda correcta. Estoy muy contento de que en Occidente la perestroika cause tanto entusiasmo. Nosotros hemos empezado, el proceso mucho antes, cuando nadie todavía pensaba en la perestroika. Me alegro también de que en estos momentos se entusiasmen ustedes de lo que está ocurriendo en Hungría. En las reformas políticas hemos avanzado ya hace tiempo mucho más que los postulados presentados en la última conferencia [del partido húngaro](...)

P. ¿Está a favor de una reunificación de Alemania?

R. Personalmente, no. He vivido las consecuencias de una Alemania unificada. Y soy historiador. Una Alemania unificada siempre ha significado el desequilibrio en Europa. Europa era feliz cuando había varios países alemanes(...)

P. ¿Cuándo se van a establecer relaciones entre Polonia y el Vaticano?

R. En cuanto sea posible. Las conversaciones están muy avanzadas. Los problemas centrales han sido resueltos (...)

1968 y 1981

P. ¿Cree usted que una reducción de armamentos convencionales puede presentar problemas políticos para la URSS en Europa del Este, dado, como lo ven algunos, el papel del Ejército Rojo -como ocurrió en Checoslovaquia en 1968 para el mantenimiento del sistema en esos países?R. Los años 1968 y 1988 son dos épocas distintas en la historia de Europa. Es como ir a un zoológico y no ver a un elefante: lo que ha cambiado la Unión Soviética, lo que han cambiado nuestros países, lo que ha cambiado en las relaciones internacionales Este-Oeste (...) Además, no deben ustedes preocuparse por esto. Que nos dejen a nosotros nuestras relaciones con la Unión Soviética. Hay propuestas sobre la reducción del armamento convencional. Discutamos sobre ellas. Reduzcamos el armamento y a la vez las preocupaciones de los que, en los regímenes en Europa occidental, se están apoyando en las bayonetas de la URSS. Es un tema que nos deben dejar a nosotros, y a nosotros no nos preocupa. La experiencia de Polonia debería enseñar algo a Occidente. Después de 1968 en Checoslovaquia, hubo un diciembre de 1981 en Polonia. Hemos conseguido solucionar nuestros problemas por nuestros propios medios (...)

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