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'Reparto de la carga' en la OTAN / 2

Europa desconfía de los contables norteamericanos

Para lograr un mejor reparto de la carga en el seno de la OTAN que conlleve un incremento de los presupuestos militares europeos, los líderes del Congreso norteamericano acusan a sus aliados del Viejo Continente de gastarse tan sólo la mitad de lo que Estados Unidos dedica a la defensa. Aunque reconocen generalmente la necesidad de hacer un mayor esfuerzo, los socios de Washington ponen en tela de juicio el significado de las cifras proporcionadas en la capital federal norteamericana y resaltan que su contribución a la defensa es difícil de cuantificar.

La argumentación norteamericana es sencilla: Estados Unidos gasta en defensa el equivalente del 6,9% de su producto interior bruto (PIB), mientras la media ponderada del gasto de sus aliados atlánticos es tan sólo del 3,5%, y disminuye hasta un 2,7%, si se incluye a Japón. El Reino Unido es el alumno más aventajado de la clase (gasta un 4,8%), mientras los peores son Canadá y Dinamarca (2%) y el próspero Luxemburgo (1,2%). En 1978 -recuerda también, por ejemplo, la diputada socialdemócrata Patricia Schroeder-, los aliados decidieron aumentar anualmente en términos reales su presupuesto de defensa en un 3%, y mientras en EE UU el auge medio entre ese año y 1985 fue del 5,7%, la media del incremento en Europa siempre se ha situado por debajo del objetivo.Desmovilización

De cuando en cuando también, en las comisiones del Congreso se evoca el ahorro que supondría para EE UU la reducción de su presencia militar en el Viejo Continente. Una reciente estimación indica que la des movilización de 100.000 soldados, la tercera parte de sus efectivos en Europa, le permitiría al Pentágono economizar 4.600 millones de dólares al año, pero la diputada noruega Inger Lise Skarstein opina, en un informe que debatirá este mes la Asamblea del Atlántico Norte, que ese ahorro "sería ampliamente compensado por el alto coste que conlleva la necesidad de conservar los medios para enviar fuerzas suficientes a Europa en caso de crisis".

Nadie en Europa pone en tela de juicio la exactitud de la estadística, aunque algunos recuerdan que el 3% de aumento fue sobre todo acordado para forzar un incremento de la contribución norteamericana a la defensa de Occidente, que cayó en picado al finalizar la guerra de Vietnam. Pero los europeos sí critican la interpretación que hace de esos porcentajes el Congreso de EE UU, porque, como señala el diputado luso José Manuel Lello Ribeiro en un informe que someterá este mes a la Asamblea del Atlántico Norte, el problema "es infinitamente más complejo de lo que algunos analistas pretenden hacer creer".

Hasta el año pasado, el propio Pentágono reconocía que a los presupuestos de defensa había que aplicarles un coeficiente corrector que tomase en consideración la prosperidad, de cada miembro para poder exigir así una mayor contribución a los países más ricos.

Una comparación que tenga en cuenta ese índice del Departamento de Defensa de Estados Unidos pone de relieve -según David Greenwood, autor de un libro sobre la aportación europea a la OTAN- que a mediados de los ochenta los aliados de EE UU asumían "por lo menos" la parte que les correspondía de la carga de la defensa.

En su réplica a las críticas norteamericanas, los europeos alegan también que el rendimiento efectivo de los fondos que invierten en defensa es mayor que en EE UU, porque, por ejemplo, sus gastos de personal son, gracias a la conscripción, muy inferiores. El ex director de la agencia norteamericana para el control de armamentos Eugene Rostow admitía recientemente: "Nosotros dedicamos más de la mitad de nuestro presupuesto militar a pagar sueldos y pensiones, mientras nuestros aliados ( ... ) consagran mucho menos a este capítulo".

De ahí que, a lo largo de los últimos años, Europa asuma un mayor protagonismo en su defensa. El 90% de los efectivos de las fuerzas listas al combate en el Viejo Continente es ahora europeo, según Lello Ribeiro, así como el 95% de las piezas de artillería, el 85% de los carros de combate y el 80% de los aviones. Medido por la potencia de fuego equivalente a una división (Division Equivalent Firepower), EE UU cuenta en el frente central con 28 divisiones, mientras que la RFA dispone de 16 divisiones, más de la mitad que la superpotencia, a pesar de que su PIB represente menos de un 50% del norteamericano.

La contribución 'invisible'

Si al material estacionado en Europa se le añade el almacenado al otro lado del Atlántico por cuenta de la OTAN y destinado a ser empleado en el Viejo Continente, la aportación de los aliados europeos sigue siendo mayoritaria en carros de combate (53%), aviones (54%), buques de guerra (83%), personal en activo y reservistas (58% y 80% respectivamente), y sólo es minoritaria eh piezas de artillería (46%).

Además del mayor rendimiento, los europeos invocan también, para justificarse ante Washington, su contribución invisible a la Alianza Atlántica. Una publicación del Ministerio de Defensa alemán occidental, que Lello Ribeiro cita abundantemente en su informe, recuerda que más de 40.000 instalaciones militares y lugares de entrenamiento son puestos gratuitamente en la RFA a disposición de los socios de la OTAN y que 92.000 viviendas son también proporcionadas a los militares aliados, cuyo valor inmobiliario global supera los 2,64 billones de pesetas.

El estudio señala que en la RFA, que tiene una densidad de población militar 26 veces superior a Estados Unidos, toda la infraestructura de transporte ha sido concebida en función de necesidades militares, con el consiguiente encarecimiento que supone su construcción. Las autopistas pueden, por ejemplo, ser utilizadas como pistas de aterrizaje por aviones en situaciones de emergencia.

Cada año se desarrollan en la RFA unos 5.000 ejercicios militares, más que en cualquier otro país aliado, que causan daños por valor de 11.220 millones de pesetas. A estos destrozos hay que añadir las molestias que causan los 580.000 vuelos militares que se efectúan anualmente en el espacio aéreo alemán occidental, con tanta mayor razón cuanto que casi la quinta parte son de baja altura, entre 75 y 100 metros.

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