"El Lute', de Vicente Aranda, destaca en el fin del concurso
Mañana seré libre, segunda película realizada por Vicente Aranda sobre la vida del Lute, destacó claramente en la jornada final de Cannes 83. Su competidora en el día, la francesa La infancia del arte, de Francis Girod, fue recibida con abucheos, rechiflas y la incomprensión general de por qué ha sido elegido para cerrar la competición un filme tan pésimo como éste, que roza el ridículo. Con anterioridad, la película portuguesa de Manoel de Oliveira provocó división de opiniones: gustó mucho a unos pocos y dejó indiferente a la mayoría.
Mañana seré libre se proyectó dos veces. En la sesión dedicada a la Prensa el público siguió la película con evidente interés y en absoluto silencio, pero no hubo aplausos finales. En cambio, en la proyección para el público de pago se oyeron al final fuertes aplausos.La película es considerada por lo general buena, con dos capítulos más que buenos: la competentísima dirección de Vicente Aranda y la interpretación, no sólo de Imanol Arias, que está magnífico, sino de todos cuantos le secundan. La posibilidad de que obtenga esta noche un premio sigue por ello existiendo, como se mantiene la de El Dorado a una recompensa por sus innegables cualidades técnicas.
La impresión es que Mañana seré libre tiene un guión endeble, bien dialogado pero mal ordenado y, construido. De ahí procede el extraordinario mérito de Vicente Aranda y del largo reparto del filme: que, pese a esa endeblez del relato, lo mantienen en pie e incluso superan a su película anterior sobre la vida de El Lute, Camina o revienta, cuyo guión estaba mejor elaborado.
La mayor parte de las preguntas formuladas en la conferencia de prensa del equipo de Mañana seré libre fueron dirigidas personalmente a Eleuterio Sánchez, autor del libro autobiográfico en que se basa el filme, quien dijo: "Me parece acertado el relato que hace de mí la película. De lo contrario, no estaría aquí. Lo que veo en la pantalla me ocurrió a mí, pero me produce una sensación de duplicidad y también de liberación. Ahora, el Lute no soy yo, sino Imanol Arias, y le agradezco que me lo haya quitado de encima".
Vicente Aranda, por su parte, desmintió que vaya a realizar una tercera película sobre este mismo personaje: "Eleuterio Sánchez", dijo el cineasta catalán, "me interesa, como asunto cinematográfico, menos que el Lute. Una tercera película sobre él tendría que tratar por fuerza de la conversión de el Lute en un ciudadano de orden. Pero yo no estoy de acuerdo con este nuevo personaje, de la misma manera que tampoco lo estoy conmigo mismo. Aquel analfabeto fugado y perseguido poseía una verdadera cultura propia, como la poseen todos los proscritos por las sociedades represivas. Pero, después de su conversión en un señor normal, con la cultura aprendida y no extraída de su propia vida, ya no me interesa".
Proyectada en la peor hora del peor día del festival, Mañana seré libre no ha pasado inadvertida por méritos propios, pese a tenerlo todo en contra.
Tampoco pasó inadvertida, en parecidas circunstancias, Los caníbales, del patriarca del cine portugués Manoel de Oliveira, que a sus 80 años se ha permitido el lujo de traer a Cannes un experimento juvenil completamente insólito y muy audaz: representar una cursi ópera romántica -eso sí, primorosamente filmada- aparentemente en serio, para al final hacerla desembocar en un burlón esperpento lleno de humorismo macabro. La película no funciona del todo bien a causa del excesivo tiempo que tarda en descubrir al espectador sus claves humorísticas ocultas.
El desfile de películas termina en la sesión de clausura de esta noche con el estreno fuera de concurso de Willow, filme estadounidense dirigido por Ron Howard y escrito y producido por George Lucas, cuyo argumento derrocha fantasía y se presume que puede ser uno de los grandes éxitos de público del año.
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