Clint Eastwood reconstruye la vida de Charlie 'Bird' Parker
El saxofonista Charlie Parker fue el músico más revolucionario del jazz de la edad de oro. Lo mataron, en 1955, el alcohol, la heroína y la soledad que acompaña a quienes se adelantan a su tiempo. Tenía 34 años. El forense que levantó su cadáver apuntó en su libreta: "Edad aproximada, 60". No hay manera más precisa y dura de enunciar el infierno de su vida que con el rostro de su muerte. El cineasta norteamericano Clint Eastwood le oyó tocar en un concierto celebrado en Oakland en 1946 y quedó atrapado por su genio.
Cuatro décadas después de ocurrir estos acontecimientos, Clint Eastwood ha reconstruido la vida de Parker en un filme, Bird, que ayer presentó en Cannes y que aspira al gran premio del festival.Eastwood llegó discretamente y ayer ofreció una conferencia de prensa en olor de multitud. Muy alto, pálido, casi flaco, el alcalde de la ciudad californiana de Carmen by the Sea tiene, al contrario que los impávidos personajes que le han hecho célebre, aspecto amistoso y acogedor.
"Parker", dijo Eastwood, "representó la vanguardia en la época más gloriosa del jazz. Le oí tocar cuando yo era joven, en una banda de la que formaban parte músicos tan grandes como Lester Young y Coleman Hawkins. Pero, ignoro por qué, fue su imagen la única que se quedó grabada en mi memoria".
"Pasaron los años y, cuando leí la noticia de su muerte, comencé a interesarme por el hombre que había detrás del músico. Así descubrí que su vida fue un infierno y que esto tenía que ver con la audacia de su arte, que abrió al jazz las puertas del futuro". Y añade Eastwood: "Red Rodney, un trompetista amigo suyo, me contó que Parker le dijo una vez: 'Haz lo que yo te digo, pero nunca hagas lo que yo hago".
"No es posible mejorar esa frase", prosigue Eastwood, que indica que Parker conocía su destino, dramático como el de todos los que se adelantan a su tiempo. Desde entonces supe que tenía que hacer una película sobre él. En 1980 me enteré de que la Columbia tenía archivado un guión de Joel Oliansky sobre Parker y pedí a los jefes de la Warner que lo compraran. No fue fácil convencerlos. Los estudios quieren comedias y aventuras, pero no dramas duros. Fue el éxito de Alrededor de la media noche, sobre Dexter Gordon, lo que les animó a producirla".
"He puesto en Bird todo lo que sé, y no he cedido en cuestiones de principio. Por ejemplo, querían que la música fuese interpretada por algún saxofonista que copiase bien el estilo de Parker. Pero dije que ese estilo no hay quien lo copie sin degradarlo y que quería utilizar las auténticas grabaciones suyas. Limpiamos de impurezas las cintas originales y ahora están en la banda sonora intactas. Parker no hubiera permitido que se hiciese de otra manera, y esta película es un acto de justicia que le debemos quienes le dejamos morir solo e incomprendido".
Eastwood se siente orgulloso de haber dado realidad a un viejo sueño. Se le puede reprochar que ha sido demasiado fiel al guión de Oliansky, que contiene imprecisiones en los saltos de tiempo dentro de la vida del músico. Pero la fuerza de los intérpretes y la densidad de la puesta en escena compensan ese defecto, por lo que las casi tres horas del metraje no llegan a fatigar.
Con Bird, que era la película más esperada y que no defraudó, esta edición del festival ha llegado a su punto más alto de expectación, aunque quedan todavía por ver tres películas importantes, entre ellas la española Mañana seré libre, sobre la que hay buenas impresiones. Nick Roddick, editor de Screen international y hombre muy bien informado, asegura que el nombre de su director, Vicente Aranda, puede sonar en el proscenio de la sala Lumière el martes por la noche.
Babelia
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