China sorprendió con 'El rey de los niños', un canto a la libertad y la imaginación
Hace tres meses, en Berlín, el pobre cine chino, con Grano rojo, desbancó a la flor y nata del prepotente cine norteamericano llevándose el gran premio. Podría ocurrirle otro tanto aquí respecto del cine europeo después de la proyección de El rey de los niños, de Chen Kaige, primera película china que participa en este festival. Es un poema pedagógico aparentemente suave, pero con cargas de profundidad. Su tono lírico no le impide ser un filme político muy radical, que superó con creces, en frase de Valle-Inclán, "la tristeza completamente alemana" del de Thomas Brasch Welcome in Germany.
Chen Kaige tiene 36 años y ha dirigido tan solo dos largometrajes, desconocidos en Occidente. En su primera juventud, se enroló en las turbulentas filas de aquella conmoción política llamada "revolución cultural" y, desde dentro de ella, descubrió "que China era completamente devastada por una falsa revolución, que, al contrario de lo que se suponía en Occidente, nada tenía de progresista.¿Cómo podía serlo algo que se apoyaba en el dolor y en la muerte? ¿Cómo puede llamarse cultural a algo que no respete al hombre?".
El verbo, protagonista
Desde tiempo inmemorial, en China se llamó a los maestros de escuela "reyes de los niños". De ahí proviene el título del filme. Un joven de origen aristocrático, enrolado en una comuna de la "revolución cultural", es destinado a enseñar niños de una escuela rural. Allí emprende la tarea de adiestrarles en la lectura de su complicadísimo idioma. Y es precisamente el idioma en sentido profundo, es decir, el Verbo, el secreto protagonista de esta película libre y conmovedora.Tiene El rey de los niños un parentesco lejano con Poema pedagógico. Sin la vastedad de la novela de Makarenko, Kaige llega más lejos que el clásico soviético.
Su película es la historia de la creacion de una simple palabra, de un ideograma inédito en el idioma chino, que un día brota misteriosamente en una asociación de ideas durante una discusión en la miserable aula rural. Y maestro y alumnos aprenden, inventando una palabra, que sólo la libertad y la imaginación conducen al verdadero conocimiento, al Verbo.
No hay ninguna solemnidad formal en este delicado canto a la creación, a la inventiva en esta película de Chen Kaige. Pero, en cambio, hay solemnidad a expuertas en el prosaismo de Welcome in Germany, un filme retorcido y seudo vanguardista del alemán occidental Thomas Brasch, capaz de anestesiar a un muerto.
Tratándose de un alegato contra las cámaras de gas de los campos de concentración nazis, el alegre personal festivalero salió de verlo como si saliera atufado de una de esas cámaras y con aspecto tan fúnebre que daba grima escuchar su silencio, pues es de esas películas que agotan de tal manera al espectador que le dejan sin fuerzas para abroncarla.
Fue ayer otra nueva jornada de cine político en Cannes 88. Y, por los síntomas, no va a ser la última, a condición de que el celuloide de plomo, que tanto abunda aquí, no cierre la tienda, ya que en los festivales el exceso de aburrimiento es gafe, como demuestra, a título anecdotico, que la conferencia de prensa de Sting, que venía a continuación de la película alemana acudieran unas 50 personas; en La Croissete, se oyó un estentóreo ruego; volvió de nuevo a llover; a Chuck Norris cuentan que un caniche le orinó en la pata del smoking; dicen que Cicciolina aireó en plena acera sus pezones sin que nadie reparase en ello; el aeropuerto de la Costa Azul sufrió el mayor colapso de su historia; piquetes de mineros en huelga taponaron en gritos el palacio del festival; y las sirenas azules de la policía iniciaron su propia película de terror.
Premio Europeo del Cine
Y, ya en serio, se ha presentado en Cannes el futuro Premio Europeo del Cine, creado por iniciativa del senador Volker Hassemer, responsable de los asuntos culturales de la ciudad de Berlín. Y será efectivamente Berlín, el 26 del próximo noviembre, la ciudad donde se celebrará el acto de entrega de este galardón. El acontecimiento será retransmistido en directo a todas las televisiones europeas y supone uno de los pasos previstos dentro del proceso de unidad que busca el Año Europeo del Cine y la Televisión.
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