Homologación europea

El público del teatro Arriaga -acaudillado por el lehendakari Ardanza- tributó largas y calurosas ovaciones al Ballet Víctor Ullate, que hizo su presentación nacional el pasado jueves en Bilbao, ante la realidad de un grupo, como suele decirse, "de nivel europeo".Lo más destacable -y también lo más sorprendente en una compañía recién estrenada- es el cuerpo de baile: 26 jóvenes bailarines formados en una técnica de base académica, que se podría calificar de internacional, que da a todos la elasticidad, el control y al mismo tiempo la soltura requeridos para el estilo contemporáneo que el grupo se propone divulgar.

Seguridad

El nivel es, a la vez, alto y homogéneo, presentando una unidad de formación -a cargo, desde hace cinco años, del propio Ullate- a la que, desgraciadamente, no estamos acostumbrados en este país. Todos dieron un juego espléndido, sin dejarse intimidar por la atención que vienen despertando, y gracias a su segur¡dad se pudo disfrutar de la frescura -tan evanescente y delicada- de una compañía que empieza.

El programa de esta presentación comenzó con Haydn symphony, del coreógrafo holandés Jean Linkens, una visualización musical de la sinfonía número 86 que puso en evidencia desde el principio las cualidades del grupo -capaz de sostener el alto nivel de energía y coordinación quie requiere la obra, de darle gracia al matiz festivo de algunos pasajes- y de los solistas, especialmente Ruth Maroto.

La coreografría tiene muchos toques balanchinianos en el diseflo espacial y en algunos detalles de técnica. Cuarteto, de Niels Christe, muy lejos del placer de bailar o del bailar por placer que se proyecta en Haydn crea un anibiente dramático de despedida y muerte presentida. Las dos paxeras -Esperanza Aparicio y Eduardo Lao, María Giménez e Igor Yedra- sirven bien ala intención del coreógrafo, que hace fluir la complejidad de la situación y la expresión a través del movimiento. La partitura de Shostakovich le proporciona una base de fuerza ante la que la coreografia no desmerece.

Para cerrar la noche de la presentación, Víctor Ullate ha montado un ballet -Amanecer, sobre la Sinfonía escocesa de Mendelssohn- que permite a la compañía desplegarse y recibir, tras la cul.Iminación final, el trueno de aplausos que se merecen.

La coreografia está tan profundamente distribuida por los dos polos básicos del ballet eu ropeo actual -Maurice Béjart, y Jiri Kylian- y toda la obra, incluyendo vestuario y maquillaje, acentúa tanto el parentesco, que sólo cabe pensar que Ullate ha querido prestar un homenaje a estos dos coreógrafos, haciéndo les incluso entablar un inespera do diálogo.

Entrega total

Ullate ha asimilado las innova ciones del maestro checo -la impresión de liberación de una técnica que ha recuperado muchos movimientos naturales; 1continuidad mimética, que da una sensación vigorizante de movimiento continuo; la flexibilidad de torso; la sofisticación en los giros en espiral, etcétera- y las ha encajado en un diseño espacial progresivamente bejartiano, que se acentúa con la aparición de la pareja de enamorados -Mar Moreno y Eduardo Lao-, para culminar en una apoteosis final lograda y caractertistica. Una vez más, la entrega total de los jóvenes artistas re dondea con brillantez y sin problemas el resultado, logrando momentos admirables.

La compañía de Víctor Ullate -que se presentará el día 4 de mayo en el teatro Romea de Murcia y proseguirá después una gira por 15 ciudades españolasvendría a satisfacer parte de la enorme demanda de danza que hay en el país y que no cubre -bien lejos- las escasas actuaciones de la compañía oficial. Es de esperar que este grupo, que tantas cualidades de partida muestra, pueda consolidarse como la segunda compañía clásica de Madrid.