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LA NOCHE DE LOS 'OSCARS'

Hollywood se rindió ante Bernardo Bertolucci

"El último emperador" acaparó nueve estatuas, y 'Hechizo de luna", con Cher como mejor actriz, tres

Francisco G. Basterra

Hollywood se rindió, en su 60º aniversario, al genio europeo de Bernardo Bertolucci premiando con un pleno de nueve oscars a la historia épica china de El último emperardor. Hay que remontarse a 1962, con West Side story, para encontrar un filme que haya logrado más estatuillas (10) en la meca del cine. "Si Nueva York es la gran Manzana, esta noche para mí Hollywood es el gran pezón", afirmó enigmático y nervioso Bertolucci al recoger el galardón al mejor director.

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Por primera-vez en muchos años los directores norteamericanos fueron desplazados por tres europeos y un canadiense, que coparon la lista de candidaturas para el Oscar. El lunes por la noche -madrugada en España se cumplieron los pronósticos de los expertos en la fiesta de los oscars, celebrada en un nuevo escenario: el auditorio Shrine, de Los Ángeles. La historia de Pu Y¡, convertido a los tres años de edad en el último emperador de China, arrasó. José Luis Garci no logró su segundo oscar con Asignatura aprobada. Cher obtuvo la estatuilla a la mejor actriz por su papel de apasionada viuda italiana en Hechizo de luna, y Michael Douglas, el oscar al mejor actor por Wall Street.La única sorpresa, en una noche difícilmente repetible para el cine europeo, fue el oscar a la mejor película en idioma extranjero, concedido a la cinta danesa El festín de Babbette, arrinconando a la dada como segura favorita: Au revoir les enfants, del francés Louis Malle. Gabriel Mel, director de la película danesa, basada en un cuento de Isak Dinesen, afirmó sorprendido: "Esto es demasiado. En este mundo todo es posible".

En la cálida noche de Los Ángeles, una ciudad atemorizada por la violencia de los gangs de la droga (600 detenciones en la noche del sábado pasado), el lunes sólo cabían dos sorpresas: cuántas estatuillas se llevaría El último emperador y cuál sería el límite del atrevimiento del traje de Cher. La primera se resolvió enseguida cuando, a las 21.30, Olivia de Havilland (Melanie en Lo que el viento se llevó, puso en pie al auditorio al presentar el primer oscar de la noche a la película de Bernardo Bertolucci.

Un espectáculo pesado

Sólo hubo que esperar tres horas más de un espectáculo pesado incluso para los estándares de Hollywood, para que el noveno oscar cayera en el saco del cineasta italiano, que confesé que, "como europeo, como italiano, hasta ahora veía los oscars como algo distante, muy remoto, aunque fascinante". Se calcula que el éxito en los oscars supondrá para El último emperador, que hasta ahora ha tenido un éxito mediano, 21) millones de dólares más de taquilla.

"Cher vendrá vestida", había anunciado el presentador del espectáculo al comenzar la fiesta de la Academia de Hollywood. Esta fascinante actriz, protagonistade Hechizo de luna, una tierna historia de amor con derroche de sentido del humor que se ha convertido en la mejor comedia del año, gusta de escandalizar con sia vestimenta a una sociedad patológicamente puritana en la protección de la piel al aire.

Cher no defraudó a sus fieles, y recogió su oscar con una túnica negra, transparente de cintura para abajo y con un amplio ventanal en la cintura. La sala se cayó en aplausos cuando la actriz más taquillera de EE UU, con un peinado a lo Cleopatra, afirmó que "mi madre de pequeña me dijo: 'Quiero que seas alguien'. No creo que esto signifique que ya lo sea, pero estoy en camino". Cher lanzó un beso desde el escenario a Meryl Streep -que, con Ironweed, aspiraba al oscar femenino-, con quien hizo su primera, película, agradeciéndole lo que le ha enseflado. Detalle apreciable en el competitivo mundo de escualos de Hollywood.

Premio a la codicia

La Academia premió a la codicia del mundo financiero norteamericano representada brillantemente en Wall Street -la película de Oliver Stone, el director de Platoon (mejor filme de 1987) por Michael Douglas. El hijo de Kirk Douglas es Gekko, un tiburón de las finanzas que aplica hasta las últimas consecuencias el lema de oro de 1987 en Estados Unidos: "La codicia es buena". Este principio ha llevado a la cárcel a varios magos de la bolsa, entre ellos al ya legendario Ivan Boesky.

Michael Douglas agradeció a su padre, que no acudió a la fiesta para no pasar un mal rato, por haberme ayudado a salir de su sombra". Douglas es el hombre de moda en Estados Unidos, no tanto por Wall Street como por su papel en Atracción fatal. Un yuppie neoyorquino que echa una cana al aire aprovechando una ausencia de fin de semana de su mujer y es atrapado por una mujer paranoica, Glen Close, que está a punto de acabar con su vida y con la de w familia, conla que quiere volver el lunes tras su aventura pasajera.

Atracciónfatal, un éxito de taquilla que no logró ningún oscar (GIen Close estaba propuesta como mejor actriz), ha hecho más por la fidelidad conyugal en esta época de histeria por el SIDA que vive EE UU que todas las campañas de Ronald y Nancy Reagan o de los obispos católicos. Michael Douglas se ha convertido en el héroe bueno, y la opinión pública ha alanceado a Glen Close como la mujer perversa, en un caso increíble de moralina y sugestión colectiva sólo posible en este país.

Olympia Dukakis, prima del candidato demócrata a la presidencia Michael Dukakis, ganó el oscar a la mejor actriz secundaria por su papel en Hechizo de luna. Olympia politizó la fiesta con un "Adelante Michael", afirmando que éste será "un buen aflo para los Dukakis". El Gobernador de Massachusetts siguió la entrega de los oscars desde el restaurante italiano de Nueva York donde se filmó Hechizo de luna, la película de su prima, que la campaña presidencial le impidió ver hasta el pasado domingo.

El veterano Sean Connery, con 57 años y barba blanca, vio por fin recompensados 30 años de trabajos considerados menores por los gurus de Hollywood con un oscar al mejor papel secundario, un duro y honesto policía de Chicago que ayuda a Elliot Ness en Los intocables de Elliot Ness. Connery confirmó que ya no hará más de James Bond: "Estoy demasiado viejo".

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