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Estaciones, hoteles, grandes almacenes, restaurantes, oficinas...

Francisco G. Basterra

La situación era normal ayer, a primera hora de la mañana, en la concurrida Penn Station, una de las grandes colmenas de llegada a Nueva York por ferrocarril. El gobernador del Estado, Mario Cuomo, el político con el que sueñan los demócratas para detener la carrera presidencial del negro Jesse Jackson, no había enviado a la Guardia Nacional a aplicar la ley de Aire Limpio. Pero la ordenanza prescribe que no se fume en las áreas de acceso a los trenes y venta de billetes. Prohibidas las colas con un pitillo. En las salas de espera se permite en un área especial no superior al 50% de toda la sala.Los retretes de la Penn Station, como de cualquier otra estación o centro público, museos, bibliotecas..., tampoco eran a partir de ayer un refugio para la nueva subclase de fumadores. Taimpoco las largas escaleras mecánicas. Ni luego el metro, ni ningún taxi, cuando antes era sólo con algunos taxistas concienciados o con problemas pulmenares.

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En el hotel Plaza, frente a Central Park, que acaba de adquirir por 400 millones de dólares el magnate inmobiliario Donald Trump, habían quitado ayer los ceniceros de la recepción. La ley establece que se podrá encender cigarrillos en una zona del hall de los hoteles, no superior al 50% del espacio total del mismo, que debe estar al menos a siete metros de distancia de la recepción.

En los almacenes Bloomingdales, como en cualquier otra tienda en la que quepan más de 150 clientes o haya más de 15 empleados, tampoco se puede fumar. Esto condena a los adictos a comprar en los pequeños comercios, en interesante batalla contra el consumismo salvaje de los norteamericanos colgados de las grandes superficies comerciales.

Queda prohibido fumar también en los restaurantes con cabida para más de 50 comensales, fuera del área específica para fumadores que deberá establecerse. Las discotecas cumplirán las mismas normas que los restaurantes.

La ley obliga a los empresarios con más de 15 empleados a ofrecer zonas libres de humo a los no fumadores que trabajen en oficinas abiertas. Los antitabaco tendrán derecho a una burbuja de espacio, mínimo, de tres metros de diámetro que les separe de la zona de fumadores. Podrá fumarse en los despachos cerrados, pero no en los servicios, pasillos, ascensores o áreas comunes.

Para evitar problemas, algunas grandes compañías de Wall Street, como Chase Manhattan Bank y Chemical Bank, han prohibido fumar por completo en sus salas de operaciones y en sus sucursales. La ley prohíbe fumar en las oficinas bancarias abiertas al público.

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