Managua libera a los primeros presos políticos tras el acuerdo de Sapoá con la 'contra'
La puesta en libertad, al mediodía de ayer (noche en España), de un centenar de presos políticos fue el primer efecto concreto del acuerdo firmado el pasado miércoles entre el Gobierno nicaragüense y las fuerzas rebeldes de la contra. La Asamblea Nacional, el Parlamento, controlado plenamente por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) aprobó el sábado sin mayores problemas, con sólo dos votos en contra del Partido Marxista-Leninista, la ley de amnistía general acordada en Sapoá, que se aplicará gradualmente, de aquí a la fecha en que se alcance un acuerdo de paz.
Delegaciones de las dos partes discutirán hoy en Sapoá las zonas donde las tropas rebeldes quedarán temporalmente asentadas hasta que se firme la paz final. Esta cuestión es muy importante, porque permitirá que entre en funcionamiento la entrega de ayuda humanitaria a los insurgentes, a través de la organizaciones neutrales como la Cruz Roja y no de Gobiernos, y además pondrá en marcha la segunda fase de la amnistía, con la excarcelación de un 50% de los 3.300 presos políticos que reconoce el Gobierno. El 50% restante será liberado en una fecha posterior a la firma de la paz, que en principio debe quedar pactada en la reunión que mantendrán las dos delegaciones, representadas al más alto nivel, el próximo 6 de abril en Managua.El Gobierno mantuvo la incertidumbre hasta el último instante y se negó el sábado a informar a los legisladores sobre la identidad de los primeros beneficiarios de las medidas de gracia. La puesta en libertad se realizó poco después de las dos de la tarde, hora local (diez de la noche, hora peninsular española) desde el penal de la zona franca, cerca del aeropuerto de Managua.
[En la primera medida de desmobilización desde los acuerdos de Sapoá, el Gobierno sandinista envió el sábado a casa a 1.800 combatientes, en una ceremonia celebrada cerca de Jinotega en la que un oficial exhortó a los soldados a "no cesar en la lucha para preservar los ideales de la revolución", informa Reuter.]
El presidente nicaragúense, Daniel Ortega, y su hermano Humberto, ministro de Defensa y jefe de las fuerzas armadas, convertidos en los dos hombres fuertes del régimen, tratan en los últimos días de eliminar la inquietud que el acuerdo de Sapoá suscitó en principio en los sectores más ortodoxos del sandinismo, cuya voz principal es el carismático comandante de la revolución Tomás Borge, ministro del Interior. Su ausencia en la reunión que sostuvo el pasado viernes Ortega con los cuadros dirigentes del partido ha sido interpretada como una señal de discrepancia a lo firmado en Sapoá con la cúpula de la contra.
"Mientras los Ortega alientan un clima de distensión, turbas manejadas tal vez por el propio Borge provocan y golpean a los trabajadores actualmente en huelga del Ministerio del Interior", afirma José Antonio Bonilla, portavoz de la plataforma de 14 partidos de la oposición cívica que negocia con el Gobierno la reforma constitucional.
En un documento aprobado el viernes por la Dirección Nacional del FSLN se dice que el partido respalda sin fisuras el acuerdo con los rebeldes, porque "no pone en cuestión los fundamentos y transformaciones del proceso revolucionario que afirma en la Constitución el pluralismo político, la economía mixta y el no alineamiento".
El vicecanciller Víctor Hugo Tinoco, convertido por su-protagonismo en la negociación con la contra desde diciembre en una de las figuras con mayor ascendiente del régimen, afirma: "Desde luego, ha habido flexibilidad por parte nuestra, pero era necesario porque lo importante es que haya paz en Nicaragua".
Ejercicio de realismo
De la misma opinión son analistas y políticos opositores nacionales consultados, que ven en el documento de Sapoá un increíble ejercicio de realismo por los dos bandos, conscientes de que ninguno podía conseguir una victoria definitiva -aunque los sandinistas habían acorralado prácticamente a los rebeldes con la ofensiva realizada a primeros de mes en la frontera con Honduras-, y existía a la vez una gran necesidad de paz ante el hundimiento psicológico que ha provocado la grave crisis económica interna en la población.
Fuentes gubernamentales y opositoras -al igual que las voces mas lúcidas de la contra, personíficadas en la figura de Alfredo César- hacen hincapié en que el éxito de Sapoá se ha debido al desmoronamiento de la política centroamericana del presidente Ronald Reagan. "La torpeza de la Administración norteamericana en este país raya en los límites más inusitados", afirma un diplomático occidental.
Entre tanto, Daniel Ortega, al reunirse el sábado con la comisión de la ONU que investiga los incidentes fronterizos con Honduras, dijo que Nicaragua respalda la propuesta hondureña de constituir una fuerza multinacional que garantice la estabilidad en la línea fronteriza.
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