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Una exposición en Venecia intenta reconstruir la civilización de los fenicios

La aportación española, considerada extraordinaria por los organizadores de la muestra

Once países han colaborado en la exposición Los fenicios, que se inauguró en Venecia el pasado domingo y que pretende reconstruir una civilización sobre la que hay pocos datos. IA aportación española es una de las más importantes. Los fenicios dueños del Mediterráneo del Mediterráneo hasta que el imperio romano acabó con su dominio, pero bastantes de las piezas expuestas ahora eran desconocidas o han sido halladas en los últimos 25 años. La muestra estará abierta en el Palazzo Grassi, de Venecia, hasta el 6 noviembre

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La versión del enemigo

Lo interesante empieza ahora, según Sabatini Moscati, director del Instituto sobre la Civilización Fenicia y Púnica y presidente del comité científico de la muestra. "Ahora podré seguir estudiando a los fenicios gracias a todo el material que se ha conseguido reunir aquí", dice Moscati. La Prensa italiana y los expertos coinciden por estos días en afirmar que más que una muestra Los fenicios es un intento de poner al descubierto una civilización casi desconocida que fue, sin embargo, una de las más avanzadas de su tiempo.La falta de datos sobre los fenicios y los estudios previos realizados han hecho posible que una exposición arqueológica como ésta haya podido presentar novedades importantes. Muchas de las piezas expuestas eran desconocidas para los organizadores de la muestra, como la espléndida colección privada de joyas y terracotas enviada al Palazzo- Grassi por la esposa de Amín Gemayel, presidente de Líbano. Una de las piezas que más ha llamado la atención es la estatua denominada El joven de Mozia, hallada en una excavación de Sicilia. hace sólo ocho años y presentada en Venecia por Vinzenzo Tusa, el arqueólogo que la encontró. Data del siglo V antes de Cristo y es, según Tusa, un griego vestido con ropas fenicias. El atuendo, como tantas otras cosas, es una de las muchas incógnitas que pesan sobre los fenicios.

Los 11 países que han colaborado en la muestra son -aparte de España e Italia- Bélgica, Chipre, Francia, el Reino Unido, Irak, Líbano, Malta, Siria y Túnez. Los organizadores han echado en falta la colaboración de Argelia y Marruecos, ricos también en restos fenicios. España ha enviado a Venecia casi 200 piezas fenicias, algunas inéditas. Según Moscati, el material español es rico y precioso y los descubrimientos realizados en la Península, y sobre todo en Ibiza, son extraordinarios. "La cooperación y la participación española ha sido inestimable", afirma. "Son una maravilla algunas de las terracotas, primer testimonio del barroco español".

La navegación

La sala más espectacular de la muestra del Palazzo Grassi es la dedicada a la navegación. Los organizadores han reproducido en ella a escala algunos de los modelos de barcos utilizados por los fenicios, sobre los que tampoco existe mucha documentación. La navegación es una de las facetas más adimiradas del pueblo fenicio. Ellos descubrieron la estrella Polar, que les permitía navegar también por la noche, y perfeccionaron los sistemas de navegación en trirreme y a vela. Pueblo nómada por naturaleza, procedente de Fenicia -el Líbano actual aproximadamente-, fueron los primeros en atreverse a cruzar el estrecho de Gibraltar y adentrarse hasta Tartessos, reino con un nivel de desarrrollo similar, con el que comerciaban.

De los escritos de Homero se deduce la admiración que los griegos profesaban, en cierta forma, a los fenicios, hábiles comercientes y expertos navegantes. Ulises navegó en una nave fenicia en una de sus muchas aventuras. En el siglo V antes de Cristo realizaron dos importantes expediciones. Hannón, con 60 navíos, fundó colonias en la costa oceánica de Marruecos y se dice que llegó hasta Camerún. Por la misma época, Himilcán llegó hasta Irlanda. Es tradición puesta en duda que los fenicios consiguieron rodear el continente africano, y respecto a la inscripción hallada en Brasil, y que según algunos demuestra que- fue aquel pueblo el primero en cruzar el Atlántico, los estudiosos muestran cautela. Según Moscati, es una tesis improbable.

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