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TRAS LA DERROTA DE REAGAN

Un atentado 'contra' reaviva la guerra en Nicaragua

Antonio Caño

La contra dejó patente el jueves, con la muerte de 17 personas, su irritación por la negativa del Congreso norteamericano a concederle nuevos fondos. Todos los muertos eran civiles que viajaban en un autobús de servicio público por un camino próximo a la frontera hondureña. Entre ellos hay cuatro niños, dos con menos de 10 meses. Con éstos son ya 28 los civiles muertos por ataques de la contra en los últimos tres días, lo que ha recrudecido el clima belicista en Nicaragua, donde incluso se vuelve a hablar del peligro de intervención directa de EE UU.

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El autobús en el que encontraron la muerte 17 personas se acercaba a la localidad de San José de la Podrida, a unos 250 kilómetros al norte de Managua, cuando chocó con tres minas marca Claymore de fabricación norteamericana. Como consecuencia de la explosión, 18 personas más resultaron heridas, de las cuales cuatro se encuentran en estado de coma, según ha informado un comunicado oficial del Ministerio de Defensa nicaragüense.Si con este ataque la contra quería dar la razón a quienes, dentro del sistema sandinista, defienden la necesidad de mantener la militarización del país y de endurecer el régimen, lo ha conseguido. El diario Barricada, órgano oficial del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), incorporaba ayer a la información sobre el tema el siguiente comentario: "El acto criminal reafirma lo dicho por el presidente Daniel Ortega, en el sentido de que el rechazo de una mayoría del Congreso norteamericano a nuevos fondos para la contra no significa el fin de la guerra impuesta y silenciada por la Administración de Reagan".

La guerra sigue

En su primera página, Barricada publica los titulares "Sostener la ofensiva" y "Hay que preparanse porque la guerra sigue". En su editorial advierte que "la agresión imperialista to davía no ha sido derrotada" y afirma que "la movilización permanente con que hemos de fendido el proceso de paz estos meses sigue siendo un ímperativo prirnordial". "Cumplir los planes de completamiento de todas las unidades de servicio militar activo y de reserva para marchar al frente a terminar con lo que queda de los mercenarios es, entre otras, una tarea fundamental del poder revolucionario", affiade el órgano del FSLN.

Comités locales del Frente Sandinista convocaron ayer a manifestaciones de repulsa contra "la guerra financiada por el Pentágono" y, apenas 24 horas después de la votación en la Cámara de Representantes, el ambiente en este país vuelve a ser más de agitación militar que de esperanza por la paz.

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Por parte del Gobierno, se aprecia una política de rebajar la importancia de la decisión del Congreso y destacar la continuación de la guerra. En su conferencia de prensa del jueves, Daniel Ortega hizo un llamamiento a "no bajar la guardia" aunque también tendió un puente para el entendimiento con Estados Unidos y con la contra.

[El Gobierno de EE UU rechazó ayer el ofrecimiento de Ortega de establecer negociaciones directas sobre cuestiones de seguridad, según declaró en Washington un portavoz del Departamento de Estado, informa France Pressel.

Mucho menos prudente que el presidente nicaragüense, el comandante Tomás Borge había hecho ya pública su posición de férrea defensa de los principios de la revolución pocas horas antes de que se conociese la decisión de los congresistas.

Peligro de intervención

En todos los medios de comunicación oficiales se pone el énfasis en estos días en el peligro de un recrudecimiento de la guerra y, en su editorial, Barricada llega incluso a mencionar que "la amenaza de intervención directa no se esfuma sólo porque el Congreso les niegue fondos a los mercenarios".

Este riesgo lo vienen repitiendo en privado diversos funcionarios sandinistas que creen que el presidente Ronald Reagan, seriamente derrotado en el Congreso norteamericano, puede estar ahora más tentando que nunca a una aventura militar.

En este clima, las expectativas de quienes confiaban en que el rechazo de la ayuda a la contra sirviese para profundizar el proceso de apertura política iniciado con Esquipulas 2 se han visto, por el momento, frustradas.

La propietaria del diario de oposición La Prensa, Violeta Chamorro, afirmaba ayer en un artículo titulado Ya no tienen excusas, que el presidente Ortega tiene ahora que cumplir sin dilación las promesas hechas a los demás presidentes centroamericanos y al resto del mundo. Chamorro demandaba al Gobierno satisfacer las exigencias de los 14 partidos de la oposición interna.

Es cierto, sin embargo, que los sandinistas sí que siguen teniendo excusas. Excusas como las que ofrecen los cuerpos mutilados de dos bebés tendidos sobre un camino del norte de Nicaragua, reventados por minas norteamericanas colocadas por la contra.

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