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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cuatro polacos representan en Madrid 'Ubu rey', del francés Jarry

Cuatro conocidos actores polacos representan a partir de hoy en el Instituto Francés de Madrid la obra Ubu rey, cuya trama, según su autor, Alfred Jarry, se desarrolla "en Polonia, es decir, en ninguna parte". Sólo dos de los cuatro actores del reparto hablan francés, pero eso apenas se nota en la dicción. Ubu rey, un clásico que suele representarse en teatros universitarios y experimentales, es una suerte de farsa sobre el totalitarismo y "por ello es universal" según dice Krzysztof Majchrzak, que encarna a Ubu.

El personaje de Ubu, que terminó por crear el adjetivo ubuesque en francés, fue creado por Alfred Jarry (1873-1907) a partir de una farsa creada por sus compañeros de colegio para ridiculizar a un profesor de física. Su estreno en 1896 provocó silbidos y pateos en la sala -"es una broma, ¿verdad?", se interrogaba Jules Lemaitre-, pero también entusiasmos que se han mantenido hasta hoy, no sólo por sus descubrimientos formales que anticiparon el superrealismo y el absurdo, sino por su extrafío poder de sugerencia sobre el lado grotesco del totalitarismo. Luego habrían de nacer Ubu encadenado (1900), El almanaque ilustrado del Padre Ubu (1901) y Ubu sur la butte (1906). El personaje y sus obras destacan entre la varia producción del autor, cuyo contenido social y ético es también evidente.Montada en su día en el Instituto Francés de Varsovia con estos mismos actores, conocidos profesionales en su país, esta versión de Ubu ha sido representada en Austria y Yugoslavia, y en las próximas semanas será llevada a Barcelona, Bilbao, Valencia y Zaragoza, además de Oporto. El responsable de esta gira es Jean Collomb, que dirigió el francés de los actores en la puesta en escena de Piotr Szulkin.

Que dos de los cuatro actores no hablen francés no supone una dificultad insalvable; han trabajado mucho en la pronunciación, gramática y, sobre todo, sentido de lo que dicen y, en efecto, es preciso saberlo para sospecharlo. Ese contacto con el texto de Jarry les ha permitido además familiarizarse con el idioma. Según dicen, el hecho de que tampoco hable polaco el director del texto, Jean collomb, no ha incidido en el resultado final.

Aficionado desde niño a hacerse notar, la vida de Jarry es tan sugerente como su obra. Ciclista y espadachín, aficionado a la moda y a cualquier novedad, su vida se rigió por la norma de "No intentes nada o ves hasta el final". A la señora preocupada por los disparos de revolver que hacía sin cuidado, y que podían poner en peligro a sus hijos, le decía: "Si tal desgracia ocurriera ya nos ocuparíamos de hacer más".

Exhausto por una vida de exageraciones y de afición al ajenjo, Jarry murió en París a causa de una meningitis tuberculosa en 1907. Su último deseo fue que le dieran un mondadientes.

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