Pena de tres años para el párroco del pueblo de Pexeiros

Eladio Blanco Vila, de 48 años, antiguo párroco del pueblo orensano de Pexeiros, ha sido condenado a tres años de prisión menor por un delito de tenencia ilícita y depósito de armas, por el que fue juzgado la pasada semana en la Audiencia Provincial de Orense. El cura de Pexeiros fue procesado como consecuencia del incidente ocurrido el 14 de marzo de 1987, cuando al término de un funeral que él mismo había oficiado disparó contra un grupo de feligreses que intentaba forzarlo a acompañar a la comitiva fúnebre hasta el cementerio. Los disparos hirieron levemente a Juan Rodríguez, que no participaba en el incidente. Al día siguiente de su detención, la Guardia Civil encontró en la casa rectoral habitada, por Eladio Blanco numerosas armas cortas y largas, entre ellas un fusil. cetme (de los utilizados por el Ejército), otro de guerra, pistolas, revólveres, seis escopetas de caza y abundante munición para todas las armas.Durante el juicio, el fiscal pidió una pena de 12 años de reclusión por un delito de depósito de armas, otro de lesiones y dos faltas. Sin embargo, el tribunal tuvo en cuenta parcialmente el informe de los psiquiatras (que determinaron una dolencia de tipo paranoide en el procesado), y aplicó la eximente íncompleta de trastorno mental para sentenciar a Eladio Blanco a tres años de cárcel, que deberá cumplir en el psiquiátrico penitenciario, de Carabanchel.

En los casi 20 folios de la sentencia, el tribunal hace una reflexión sobre el ambiente social en el que se desarrolló la vida del cura de Pexeiros: "Desde el inicio de su misión pastoral, en aldeas distanciadas de núcleos urbanos", dice la sentencia, "mostró una personalidad extraña, influenciada sin duda por el bajo ambiente sociocultural en el que se desenvolvía, y con los exiguos recursos económicos con los que contaba para subsistir, limitados a un pequeño sueldo de sacerdote".

El tribunal señala que desde hace 18 años, cuando comenzó a regentar la parroquia de Pexciros, la personalidad de Blanco se fue deteriorando en aquel clima de aislamiento, hasta crear en él unos complejos de inferioridad reflejados en una profunda desconfianza hacia la gente.