Askhenazy, en Canadas
ENVIADO ESPECIAL, El IV Festival de Música de Canarias, inaugurado el jueves en Las Palmas con un recital del pianista Askhenazy, mantiene y aun eleva el nivel característico de estos ciclos desde su fundación.
El concierto inaugural estaba patrocinado, en homenaje a Arturo Rubinstein, por la Fundación Albéniz, cuya presidenta y fundadora presentó la institución a los medios informativos y a un amplio grupo de amigos y colaboradores. Tras unas palabras del ex presidente y gran melómano de Canarias Jerónimo Saavedra, Paloma O'Shea explicó la razón de ser de la fundación: trabajar en pro de la obra de Albéniz y rendirle el mejor homenaje con la creación de una escuela de música que responda a las más actuales exigencias pedagógicas. La acogida dispensada a la fundación por amplios sectores de la sociedad española cobra especial significación en Canarias, donde, como subrayó Paloma O'Shea, "la música está presente entre las primeras manifestaciones culturales".
IV Festival de Música de Canarias
Recital de VIadimir Askhenazy (piano). Obras de Schumann y Chopin. Teatro Pérez Galdós, 7 de enero.
Teatro abarrotado
Bien lo demostró un público que abarrotó el bello teatro Pérez Galdós, que decoró el pintor Néstor, para escuchar el romanticismo pianístico de Schumann y Chopin a VIadimir Askhenazy, una de las figuras de la interpretativa contemporánea, impuesto en el mundo desde que, en 1962, ganó el Premio Chaikovski de Moscú. Como otros solistas, Askhenazy derivó desde el piano a la dirección orquestal sin sentir por ello necesidad de abandonar su vocación primera.De su visión sinfónica aplicada al piano dejó Askhenazy testimonio en las Danzas de los compañeros de David, opus 6, casi un gran catálogo del entero pensamiento schumanniano. Obra nacida de un ideario hondo al contacto con el piano, requiere larga dosis de fantasía para servir con fidelidad más espiritual que textual la hermosa página del representante más auténtico del romanticismo alemán.
Chopin es siempre piano puro; su pensamiento no escapa al ámbito y al ideal sonoro propios del gran rey instrumental del siglo XIX. En Chopin, los valores raciales se confunden con la circunstancia parisiense. Quien compuso algo como la Tercera sonata en si menor es verdaderamente, más que un descubridor, un inventor de música. Penetrar en las interioridades de un universo musical tan vario e intenso, tan completo en sí mismo, es algo dificil para un intérprete, y Askhenazy descubrió en todo momento sus posibilidades de adaptación a pensamientos musicales tan cercanos en el tiempo como diversificados en el estilo. Dos nocturnos de Chopin y la Octava novellette, de Schumann, completaron un recital que respondió a la categoría del pianista y principal director invitado de la orquesta de Cleveland.
Babelia
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