Manifiesto estético
El beso del asesino supone el segundo largometraje en la filmografía de Stanley Kubrick. Realizada en 1955 en blanco y negro y con un metraje de 64 minutos, evidencia las inquietudes estéticas y la preocupación por el cine de autor del realizador, que logró una obra maestra con su siguiente película, Atraco perfecto. Pero para ello fue necesario que Kubrick realizara una reflexión sobre las limitaciones de la película ahora estrenada en España. Limitaciones en la interpretación de los actores, y sobre todo en el guión, que se desprendían del rigor que hacía gala su lenguaje visual, aunque aún era incipiente su autoridad con la cámara.
Manifiesto de intenciones
El beso del asesino
Dirección, guión y fotografía: Stanley Kubrick. Música: Gerald Fried. Producción: Stanley Kubrick y Morris Boussel. EE UU, 1955. Intérpretes: Frank Silveira, Jamie Smith, Irene Kane, Jerry Jarret. Sala de estreno en Madrid: Bogart (versión original)
Con tratamiento de thriller, ribetes de serie negra más la inclusión de un final feliz, y con el recurso de la voz en off el flash back, El beso del asesino es un manifiesto de las intenciones y preocupaciones estéticas del primer Stanley Kubrick y de suhabilidad para sobreponerse a un presupuesto modestísimo.En esta narración esquemática, los momentos más felices están protagonizados por la cámara, que, sin eludir el documentalismo en determinado momento, sorprende por sus encuadres y angulaciones y en sus sugestivos emplazamientos, mientras en un par de secuencias, donde destaca la lucha en la que se utilizan maniquíes, se anuncia el talento del cineasta que pronto habría de triunfar con Senderos de gloria, en la que, como en Atraco perfecto, estuvo presente Jim Thompson como guionista. El presente estreno, más de 30 años después de su realización, significa la recuperación de un eslabón perdido en la filmografía de Kubrick, que es interesante para la comprensión de la carrera de tan particular cineasta.
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