Las frías postales de Laurent y Beauchy

J. Laurent y E. Beauchy fueron dos de esos excelentes postalistas que hace escasos años entraron en la incipiente historia. fotográfica de nuestro país. Su labor se sitúa en un contexto donde el concepto de postal como instrumento de comunicación devaluado aún no existía, y la ilustración de base fotográfica constituía algo insólito.Fotógrafos testigos de lo quieto, imposición de los rigores de una técnica ignorante de fulminantes exposiciones capaces de destrozar un segundo en centésimas ni en impensables milésimas. Campo abonado para lo estático y la consideración social del monumento, más o menos nacional; rasgos definitorios de la muestra que ahora se exhibe en la galería Redor.

Fotógrafo real

Laurent fue fotógrafo de la casa real, instalado en sus comienzos en la carrera de San Jerónimo de Madrid. Para calibrar la dimensión de esta colección no hay que perder la perspectiva de que estamos ante productos fotográficos cuya antigüedad data más o menos un siglo, período que para la fotografía, por su juventud, es tan fundamental al articular su lenguaje como los dos primeros años de vida de un niño. A ello hay que añadirle la confusión generalizada de los valores intrínsecos de¡ objeto retratado con el que se subroga o apropia el operador de la cámara.

Documentalistas

Para estos documentalistas, la cuestión estética, ideológica o en última instancia de investigación -que en el XIX estaba en su pleno apogeo- a lo sumo es un mero accidente. Ello con independencia de que, como señala Lee Fontanella en determinadas ocasiones Laurent fuese asignado para unos hechos políticos concretos, al igual que le ocurriera a otros fotógrafos de prestigio en su época, como Clifford. En su favor, el perfecto manejo de la cámara, concretamente las técnicas de exposición y encuadre, que no dejaba de corresponderse con el que hoy tenemos de una fotocopiadora.Fotografías de filigrana, iconografías que a posteriori generaron la necesidad de producir ingentes cantidades de papeles -folletos, guías y carteles- justificadoras de la mercadotecnia propia de lo que más tarde se denominaría como Ministerio de Información y Turismo (basta contrastar la obra de Laurent con la de propaganda de este ramo de los años cuarenta-cincuenta). La Puerta de Alcalá, plaza Mayor (Madrid y Burgos), parte alta de la reja y retablo de la catedral de Sevilla (Beauchy), vista general de Triana, etcétera; en última instancia, un repertorio de gran valor documental, correcta técnica y abrumadora frialdad.

Pero ante todo subrayar que Laurent y Beauchy, si bien éste más desconocido, son unos excelentes fotógrafos del siglo XIX, conscientes de que cada vez que imprimían una placa no realizaban otra función aparte de ésa, con el rigor de un científico limitado cuya estricta vocación consiste en trasladar la realidad de escala.

Gracias a sus placas podemos contrastar la evolución de nuestras ciudades, una Puerta de Alcalá de un ayer de arenas y árboles o una calle del Mercado de Zaragoza, extraña muestra en la que aparecen numerosos elementos humanos, que nos narra las costumbres de la época.

En esta exposición de la galería Redor ha colaborado la Fraenkel Gallery de San Francisco, básicamente en lo que a la iconografía de Laurent se refiere, dado que de Beauchy tan sólo se exponen un par de obras.