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Un enclave alemán en Chile que, según Amnistía Internacional, fue centro de asesinatos y torturas

Una noche de invierno de 1974, casi un año después del golpe de estado militar en Chile, Samuel Fuenzalida Devia, entonces agente de la policía secreta chilena, viajó con un superior a la Colonia Dignidad llevando un paquete muy especial: el loro Matías. Entraron, entregaron el paquete a dos alemanes y regresaron solos a Santiago. El loro Matías era en realidad Alvaro Modesto Vallejos Villagrán, miembro de la comisión política del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), del cual nunca más se supo. Actualmente integra las listas de desaparecidos del régimen militar. Por esos mismos días había hecho una visita a la Colonia el jefe del golpe militar, el general Augusto Pinochet.

Las declaraciones posteriores del agente Fuenzalida, quien desertó y viajó a la República Federal de Alemania, fueron una de las piezas claves en el proceso que la sección alemana de Amnistía Internacional (Al) inició contra la Colonia Dignidad en 1978 y que aún está pendiente, debido a que no se han podido inspeccionar las 3.000 hectáreas que ocupa esta comunidad en Chile.Según la sección alemana de Al -cuyo jefe en ese momento, Helmut Frenz, había defendido a muchos perseguidos por la dictadura en Chile- decenas de prisioneros políticos de la dictadura chilena fueron torturados, asesinados y hechos desaparecer en este recinto secreto. Funcionó, así, como un verdadero chupadero, al estilo de los utilizados por la dictadura argentina.

Otro ex agente de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA, disuelta en 1978) chilena, Juan René Muñoz Alarcón, relató con detalle cómo fue adiestrado en técnicas represivas "por alemanes nacionalizados chilenos" en Colonia Dignidad. Muñoz, no pudo declarar en el juicio en la RFA, porque fue asesinado poco después de abandonar la DINA, pero su viuda, Olivia del Carmen Guajardo, ratificó que estuvo con su marido y sus hijos en Dignidad.

Enclavada en la precordillera del sur de Chile, la misteriosa Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad, compuesta por unos 350 alemanes, enfrenta por primera vez en su polémica historia una investigación oficial auspiciada por el Gobierno de Bonn que intentará desentrañar su esquiva verdad.

La Colonia Dignidad ha sido motivo de controversias y denuncias desde su instalación en 1962 cerca de Parral, a unos 400 kilómetros al sur de Santiago de Chile. Se la ha acusado reiteradas veces de servir de refugio a criminales de guerra nazis, de mantener un régimen de terror interior y de constituir un centro de comunicaciones y contactos entre grupos neonazis de América del Sur. Su líder y fundador es Paul Schaffer, un antiguo predicador baptista que está declarado prófugo de la justicia de la RFA, que le acusó formalmente de maltrato de niños y sodomía en 1961.

Investigación de la RFA

El ministro de Asuntos Exteriores de la República Federal de Alemania, Hans Dieter-Gensher, ha decidido enviar una comisión federal para investigar la situación de esta extraña comunidad, después de leer un informe preparado por su embajador en Chile, Horst Kullak-Ublikc. Su visita del mes pasado a la colonia ha sido la primera que realiza un embajador alemán al recinto.Aunque su informe no ha sido hecho público, el agregado de prensa de la embajada en Chile, Andreas Kuligk, relató que, en su opinión, la Colonia está constituída por "personas raras, fanáticos religiosos que piensan que sólo se pueden realizar viviendo juntos en comunidad".

Quienes hayan visto aquella película del australiano Peter Weir acerca de una comunidad ultrapuritana que vive en Estados Unidos anclada en el pasado -Único Testigo- no tendrán ninguna dificultad en entender qué es la Colonia Dignidad.

Sus habitantes no ven televisión y sólo escuchan programas alemanes en onda corta, debido a que consideran que la televisión y radio chilenas son "perniciosas" para la juventud. No fuman y apenas beben, ocasionalmente, cerveza. Trabajan sin horarios, ni fines de semana ni sueldos. Sólo los matrimonios pueden dormir juntos. Los niños, jóvenes y adultos solteros duermen aparte y separados por sexo. El vestuario de los colonos parece sacado de una estampa rural alemana del siglo pasado. "En la moral está la fuerza", afirma el presidente de la sociedad, Hermann Schmidt, un ex piloto de la Luftwaffe que estuvo prisionero de los soviéticos en Finlandia.

Por todas partes hay fotos del líder de la Unión Socialcristiana (CSU) alemana, Franz Josef Strauss, quien también ha visitado la colonia. "Todos le tenemos un especial aprecio, porque es un hombre de verdad y valor. Es como Pinochet", dice Schmidt.

Dueños del titanio

Los colonos compaginan su atavismo decimonónico con avanzadas instalaciones de radio, pistas de aterrizaje, modernos equipos industriales y sistemas sanitarios completos con los que manejan un hospital, que ofrece atención médica a los campesinos del entorno. Producen casi todo lo que consumen y son propietarios del único yacimiento de titanio -material radiactivo y de carácter estratégico- existente en Chile.La colonia es protegida por la dictadura hasta tal punto que el Ministerio de Defensa les envió recientemente una medalla de reconocimiento por los servicios prestados y el propio Pinochet hizo este año una escala en un viaje al sur para comer en el restaurante de la colonia.

El obispo católico de Linares, en cuya diócesis se encuentra la colonia, Carlos Camus, ha sido uno de los pocos que se han atrevido a denunciar públicamente a la colonia en Chile: "Efectivamente, ha habido detenidos-desaparecidos en la Colonia Dignidad. He sabido de personas que han desaparecido que han pasado por ahí". Para Camus, "el problema no se va a resolver mientras no se resuelva la situación general en Chile, porque se requiere mucha colaboración del Gobierno para investigar, y eso, por ahora, no se da".

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