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CITA EN WASHINGTON

El Este apoya los acuerdos de la 'cumbre' pero teme sus consecuencias

Todos los aliados de la Unión Soviética en la Europa del Este han mostrado su apoyo al acuerdo soviético-norteamericano para la eliminación de los misiles de medio alcance (INF). La tensión Este-Oeste creada tras la aplicación de la doble decisión de la OTAN con el despliegue de los euromisiles limitó drásticamente el margen de actuación de los aliados de la URSS en su política hacia Occidente. Con el acuerdo soviético-norteamericano se incrementan las esperanzas de los regímenes del Este de profundizar sus contactos con Occidente, imprescindibles para las reformas económicas emprendidas.

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Los pueblos de la Europa Oriental confían en que un mayor entendimiento en cuestiones de desarme y de cooperación económica traiga consigo una mayor permeabilidad de fronteras y Occidente vincule el respeto de los derechos humanos y la ampliación de los derechos cívicos al proceso de acercamiento Este-Oeste.No obstante, algunos dirigentes comunistas en el Este europeo no ocultan su preocupación ante la posibilidad de que la distensión entre Moscú y Washington abra un proceso de apertura ideológica en la URSS que pueda poner en peligro la estabilidad interna en sus respectivos países. De ahí las advertencias a una mayor "vigilancia y consecuencia ideológica" que expresan, en Berlín Este y Praga sobre todo, algunos de los dirigentes más ortodoxos. Los portavoces de estos temores, entre los que destaca el máximo ideólogo del Partido Comunista de la República Democrática Alemana (RDA) Kurt Hager, insisten en que el lógico interés de los países socialistas en reducir los riesgos de la amenaza nuclear y de un enfrentamiento entre los bloques no debe hacer olvidar que el capitalismo sigue siendo el "enemigo de clase" y que "el imperialismo" sigue teniendo un carácter esencialmente agresivo".

Beneficiarlos directos

La RDA y Checoslovaquia son directos beneficiarios del desmantelamiento de los misiles, cuya existencia no satisfacía ni a los regímenes ni a los pueblos. El apoyo oficial al acuerdo es total. El jefe del Estado de la RDA, Erich Honecker, ya expresó, antes de que se vislumbrara posibilidad alguna para este acuerdo, su esperanza de que desaparecieran del territorio de la RDA "estos artilugios del diablo". El entusiasmo de la cúpula política de la RDA por la distensión parece limitarse al terreno del desarme Berlín Este teme que Moscú, en su celo por conseguir la cooperación occidental en el proyecto de renovación radical de su industria, se vea movido a hacer concesiones en la cuestión alemana, con consiguientes presiones sobre el régimen de la RDA.En otros países del Este es inequívoco el apoyo a una mayor cooperación entre Moscú y Washington a partir de la cumbre de Washington. Polonia y Hungría sobre todo, los dos países donde el partido comunista se ha comprometido desde un principio, y a fondo, con el proceso de renovación política y económica de Mijail Gorbachov Para los máximos dirigentes de Varsovia y Budapest, Wojciech JaruzeIski y Janos Kadar, respectivamente, el acuerdo INF supone un gran paso hacia una distensión que repercutirá favorablemente en sus propias iniciativas de apertura y reforma interna. Bulgaria está realizando sus reformas con lentitud pero con constancia, y sus estrechos lazos culturales y políticos con la URSS hacen que Sofía vea su línea política siempre en consonancia con Moscú, lo que no significa que no haya oposición en el partido a una "relajación ideológica".

En Rumanía, para el presidente Nicolae Ceaucescu, el más fiero adversario a la política de apertura de Gorbachov en la comunidad socialista, el acuerdo entre las superpotencias y un posible estrechamiento de la cooperación Moscú-Washington sólo supone un nuevo fracaso de su política de la tercera vía.

Las reservas a una luna de miel Washington-Moscú se deben, en los países del Este, a consideraciones de política interna. Todos saludan el desmantelamiento de los misiles, aunque algunos sigan pensando como el comunista ortodoxo checoslovaco Vasil Bilak que, con ocasión del despliegue de los euromisiles, manifestó que "existe gran diferencia entre los misiles de los países socialistas y los occidentales: la misma que el arma de un policía y la de un delincuente".

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