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El Vaticano poseía 80.000 millones de pesetas en acciones en los años setenta

El Vaticano poseía el 15% de las industrias cuyas acciones se cotizaban en las bolsas del Reino Unido, aproximadamente unos 70.000 millones de pesetas, a mediados de los años sesenta, según el periodista Rossend Domènech, autor del libro Marcinkus; las claves secretas de las finanzas del Vaticano. En Italia, la Santa Sede poseía aproximadamente 12.000 millones de pesetas en inversiones en esa misma época.

La creación de la banca vaticana y los negocios que la cúpula de la Iglesia católica ha mantenido desde su disolución como Estado hasta la actualidad, pasando por los Pactos de Letrán, componen el cuerpo de la obra de la que es protagonista de excepción el presidente del Instituto para Obras de la Religión (IOR), Paul Marcinkus. La fiscalía de Milán recurrió el pasado mes de noviembre la sentencia que absolvía a este polémico arzobispo, implicado en la quiebra fraudulenta del Banco Ambrosiano, en 1982.El IOR adeudaba al Ambrosiano la cifra de 1.287 millones de dólares. En 1984 el Estado italiano y la Santa Sede tapaban el agujero de la quiebra internacional con el pago de la cantidad de 52.780 millones de pesetas.

Pablo VI

El ascenso del banquero de Dios se inició bajo el papado de Juan XXIII. Pero fue con Pablo VI -de quien fue profesor de inglés- con quien mantuvo unas relaciones más cordiales. Marcinkus era bien visto por el papa Mantini y por el secretario de éste, Don Macchi, con quien tomaba el sol en las playas de Guatemala.

Según el autor del libro, un nuncio le comentó el asunto a Pablo VI: "Sabéis, Santidad, que vuestro secretario y Marcinkus toman el sol en la playas de Guatemala?". "Es hermoso, no cree", le respondió el Papa, que añadió: "Marcinkus posee una gran inteligencia y tiene nuestro apoyo".

Donde el banquero de Dios también tomaba el sol, pero con la familia del banquero Roberto Calvi -que se suicidó en 1982 en Londres-, era en la capital de las Bahamas, Nassau. América Central y del Sur constituían uno de los bancos de operaciones preferidos de Marcinkus y sus aliados financieros Roberto Calvi y Michele Sindona, según el libro del periodista Domènech.

En esta especial predilección jugaban elementos como la religiosidad del subcontinente. "Nos unía el deseo de apoyar la privatización de la banca en América Latina y de contener el avance del marxismo", explicaría el banquero Sindona, el hombre bajo cuya mediación financiera se inició el despegue económico del Vaticano durante el papado de Pablo VI.

Sindona tuvo un final desgraciado. Murió a causa del cianuro que contenía una taza de café el año pasado cuando se encontraba en la cárcel. Marcinkus es el único superviviente del triunvirato financiero inicial.

Desconocedor

El libro lo presenta como un hombre inicialmente desconocedor del complejo mundo financiero y víctima de las máquinas financieras de la intrincada red del Ambrosiano, que el contribuyó a tejer. Ahora vive recluido en el Vaticano y se asegura que ha cambiado su habitual bourbon con hielo por un buen vokda polaco.

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