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CITA EN WASHINGTON

La visita que no hará Gorbachov

La imagen de Jruschov, 'rehabilitada' en Estados Unidos

Pilar Bonet

"Cuando estuvimos en Hollywood, nos enseñaron la danza del cancán. En este baile, las chicas tienen que levantarse la falda y enseñar el trasero. (...) Ustedes, esto lo contemplan, pero los soviéticos apartan la mirada. Esto es pornografía". Quien así se expresaba, escandalizado, ante los sindicalistas norteamericanos era Nikita Jruschov, el primer líder soviético que realizó un viaje a EE UU y protagonizó allí la primera de las 12 cumbres soviético-norteamericanas que han tenido lugar tras la II Guerra Mundial.

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En septiembre de 1959, Nikita Jruschov recorrió EE UU de costa a costa, estuvo en Nueva York, Washington, Los Ángeles, San Francisco y Pittsburg, guiado por la idea de conocer personalmente el país, su vida y sus gentes. Tal viaje, vinculado a unas imágenes de Jruschov en una granja agrícola y en unos campos de maíz, ha quedado en la memoria de todos los ciudadanos soviéticos adultos como un acontecimiento memorable y exótico, aunque los medios de comunicación no volvieron a mencionarlo desde la defenestración de aquel líder, en 1964. Del viaje había surgido el denominado espíritu de Camp Davis, según el cual las diferencias entre las superpotencias deben ser resueltas mediante negociaciones, y el desarme es el tema más importante que afronta la humanidad.Tales ideas están recogidas hoy en un libro que se vende como novedad en las librerías de Washington. El libro se llama Perestroika y nuevo pensamiento y su autor es Mijail Gorbachov, quien, en versión abreviada, repetirá la experiencia de Nikita Jruschov y también la de Breznev, que visitó EE UU en junio de 1973.

Sólo en vísperas del viaje de Gorbachov a Washington las imágenes de aquel viaje pionero que realizara Jruschov, un propagandista del desarme total que se expresaba a base de refranes han sido rehabilitadas. En un programa dedicado a la agricultura, la televisión soviética mostró esta semana las famosas escenas de Jruschov en los campos de maíz norteamericanos un cultivo que el líder quiso implantar después en la URSS sin tener en cuenta las condiciones climáticas.

El diario Izvestia, por su parte, ha tratado recientemente el viaje de Jruschov a EE UU y ha calificado al dirigente como "una persona enérgica y emotiva, rápida en expresarse y siempre a punto de hacer bromas populares algo subidas de tono, que no sólo des cubrió América por sí mismo sino que nos descubrió a nosotros a los norteamericanos".

Jruschov volvió a la URSS asegurando que el socialismo es taba destinado a sustituir al capitalismo, pero antes "confraternizó" con todos sus representantes y defendió el borsh (sopa de verduras ucraniana) frente al roastbeef norteamericano. Estuvo con los hombres de negocios, con los artistas, los políticos y los sindicalistas, y tuvo el valor de decir les a éstos que, "como antiguo número, me da lástima mirarles. Dicen que nacieron entre la clase obrera, pero hablan como representantes de los capitalistas".

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Provocación de la Prensa

Jruschov era consciente del papel de la Prensa, y al llegar a Washington participó en un almuerzo con 400 periodistas que le acribillaron después a preguntas, comenzando por una sobre el culto a la personalidad de Stalin que Jruschov consideró una "provocación".El clima de calidez dejado por los encuentros entre Eisenhower y Jruschov en la residencia presidencial de Maryland no duraría mucho. En 1960, cuando Eisenhower debía devolver la visita como primer presidente norteamericano en viaje oficial a la URSS, ocurrió el incidente del avión de reconocimiento norteamericano U-2 derribado al sobrevolar la Unión Soviética, y el viaje de Eisenhower quedó frustrado. Nikita acudió aquel mismo año a la Asamblea de las Naciones Unidas en Nueva York, esta vez en barco, a bordo del Baltika, pero el presidente lo ignoró olímpicamente.

El viaje de Breznev a EE UU ha pasado a la historia sin pena ni gloria, emparedado entre dos viajes del entonces presidente Richard Nixon a Moscú. En el primero de éstos, en mayo de 1972, ambos dirigentes inauguraron la época de la distensión y firmaron el tratado SALT I, el primer acuerdo que limitaba los arsenales nucleares soviéticos y norteamericanos, así como el tratado ABM (sobre misiles antibalísticos).

En la cumbre que siguió en Washington, Nixon y Breznev acordaron intentar completar un nuevo tratado de control de armamento para 1974. Durante sus conversaciones en la casa de Nixon, en San Clemente (California), Breznev estaba dominado por el temor de que China pudiera llegar a un acuerdo con EE UU y por la idea de que Pekín se iba a convertir en una amenaza nuclear para la URSS y EE UU en el plazo de 10 años. Un acuerdo sobre la prevención de la guerra nuclear y una serie de tratados de cooperación bilaterales fueron el resultado de aquella cumbre que apenas si ha dejado recuerdo en los soviéticos.

El viaje de Nixon a Moscú en 1974, poco antes de que Nixon se viera obligado a dimitir por el escándalo del Watergate, concluyó con la firma de acuerdos limitando la potencia de las pruebas nucleares subterráneas y la restricción de los sistemas antimisiles a uno por cada lado. Los soviéticos nunca acabaron de entender muy bien la mecánica del Watergate y llegaron a pensar incluso que éste respondía a una maniobra antidistensión.

En 1975, Gerald Ford, el segundo y último presidente norteamericano que ha visitado la URSS en calidad de tal desde finales de la II Guerra Mundial, fijó las bases de la Conferencia de Seguridad de Helsinki, que culminaría aquel proceso.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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