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Los pagarés del Tesoro proporcionan la mayor rentabilidad para los inversores

La Dirección General del Tesoro adjudicó en la subasta de ayer de pagarés a 18 meses de amortización un total de 105.749 millones de pesetas, manteniendo el mismo tipo de interés que en las subasta; realizadas anteriormente del 7,986%.Los pagarés que vencían en esta quincena no llegaban a 66.000 millones de pesetas, lo que refuerza la tesis de que desde la baja de tipos de interés de otros activos alternativos los pagarés se han convertido en uno de los títulos más rentables para los inversores privados.

La necesidad de que el Tesoro revise fuertemente a la baja el tipo de interés de las emisiones de sus pagarés se acentúa en la misma medida en que está bajando el resto de títulos alternativos, en especial las letras que enúte el propio Tesoro a doce meses de plazo.

Teóricamente, los pagarés resultan más baratos al tener un tipo de interés por debajo del 8%, mientras que las letras se colocan casi en el 13%.

Pero el distinto tratamiento fiscal que soporta cada uno de estos activos emitidos por la Administración favorece en mayor medida a los pagarés, por ello desde hace unos meses la demanda de estos títulos aumenta y supera con creces al volumen que se amortiza cada quince días. Cálculos aproximados establecen que un inversor privado cuyo, tipo marginal con vistas al impuesto sobre la renta de las personas físicas se sitúa en el 50% obtiene por adquirir pagarés del Tesoro al 8%, una rentabilidad equivalente del 16%. Ello quiere decir que para invertir en otror, activos financieros necesitaría que se le retribuyera antes de impuestos el 16%. No hay en el mercado una emisión de estas características que ofrezca tal rentabilidad.

La reducción de tipos de interés que se viene produciendo desde hace algo más de un mes en el conjunto del sistema financiero no ha afectado a los pagarés del Tesoro, que siguen anclados en el 8%. Por ello la rentabilidad de estos activos aumenta a medida que se reduce la distancia entre su remuneración nominal y la del resto de inversiores.

El mantenimiento de estos tipos estables se debe a que en el Ministerio de Hacienda no se considera como gastos la falta de ingresos derivada de deducciones fiscales, como era hasta hace un año la deducción fiscal que existía para determinados valores de renta fija, o el hecho de que los pagarés del Tesoro no tienen retención a cuenta de los impuestos y ni siquiera existe la obligación de que las entidades financieras comuniquen a Hacienda quiénes son los poseedores de dichos títulos.

El hecho de que los pagarés se convirtieran en el refugio del dinero negro fue entendido como la posibilidad que se tenía para reciclar una parte de los fondos ocultos dentro del sistema. Pero que una vez absorbidos se les proteja ofreciéndoles una rentabilidad más elevada que a los recursos fiscalmente conocidos no parece oportuno.

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