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Los 'doce' llegarán a Copenhague sin aunar posturas sobre la reforma de la Comunidad Europea

El camino de la próxima cumbre en Copenhague de los líderes europeos, consagrada a la reforma de la Comunidad Europea (CE), apenas quedó allanado ayer por los ministros de Asuntos Exteriores de los doce, que concluyeron la última reunión preparatoria solventando algunas divergencias técnicas, pero sin aunar las diversas posturas políticas. "Desde un punto de vista técnico, hemos avanzado, y es posible lograr un acuerdo en Copenhague si existe voluntad política, pero hasta ahora se ha carecido de ella", declaró el jefe de la diplomacia danesa, Uffe Ellemann-Jensen, al término del cónclave ministerial que presidió.

El titular español de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, se consolaba, por su parte, de los escasos progresos realizados afirmando que el encuentro del pasado fin de semana, por lo menos, había servido para "identificar los principales problemas" que deberán ser zanjados por los jefes de Estado y de Gobierno de los doce, que se reunirán en la capital danesa el viernes y el sábado próximos.Pero entre los problemas identificados figuran temas muy técnicos, como la introducción de estabilizadores -un mecanismo que provoca una reducción del precio de compra garantizado- para cereales y semillas oleaginosas, para cuya discusión el foro altamente político del Consejo Europeo probablemente no sea el más apropiado.

A pesar de las discrepancias sobre estos dos productos, un relativo consenso ha emergido sobre la llamada disciplina presupuestaria, que consiste esencialmente en contener el gasto agrícola y que constituye el primer capítulo de una reforma que prolonga desde un punto de vista económico el Acta única.

Por boca del secretario del Foreign Office, Geoffrey Howe, el Reino Unido sigue condicionando su aceptación del plan global a un acuerdo en esta materia, y España y Portugal han denunciado una vez más un proyecto que pretende hacerles pagar el desmantelamiento de unos stocks agrícolas que no han contribuido a generar y recuerdan que se les pidió además que antes de ingresar en la CE se deshiciesen de sus propios excedentes.

Apoyo italiano

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En apoyo a los dos Estados ibéricos se manifestó el ministro italiano Giulio Andreotti, que reconoció ante la Prensa que la carga que se les pretendía hacer pagar "era excesiva" antes de opinar que "sería justo hacerles concesiones".

Madrid y Lisboa han recurrido ante el Tribunal de Justicia de la CE anteriores decisiones que les obligaban a participar financierarnente en la eliminación de excedentes de mantequilla que les puede suponer un desembolso de más de 40.000 millones de pesetas.

Un cierto grado de acuerdo se hizo también patente a propósito de la necesidad de concentrar hasta cerca del 70% de los llamados fondos estructurales, que pretenden atenuar las diferencias de desarrollo entre regiones ricas y pobres de la CE, en zonas con una renta per cápita inferior a la media, pero el aumento de la dotación de es tos tres instrumentos de ayuda dio lugar al más encendido debate entre los ministros.

Jacques Delors, presidente del órgano ejecutivo comunitario y padre de la reforma, preconiza su duplicación de aquí a 1992 para alcanzar los dos billones de pesetas anuales, pero ante la tacañería demostrada por los Estados septentrionales comentó ayer de madrugada que "tuvo que levantar la voz un poco irritado". "Esto", afiadió Delors, "es una Europa de mediocres". Mientras, Francisco Fernández Ordóñez afirmaba que la actitud de sus interlocutores era "auténtico sarcasmo".

Para evitar la duplicación, algunos países, como Francia, abogan por una mayor concentración geográfica de esas ayudas en los cuatro más pobres -Grecia, Irlanda, Portugal y España-, o incluso en estos dos últimos miembros de la Comunidad, algo a lo que se opone tajantemente Italia, porque sostiene que no debe ser excluida de ese maná a pesar de que su nivel de vida se sitúe hoy en día por encima de la media comunitaria.

Tesis españolas

Ellemann-Jensen dio, por último, un paso hacia las tesis españolas al proponer que entre los recursos de la CE la parte del impuesto sobre el valor añadido (IVA) decrezca paulatinamente en beneficio del producto nacional bruto, que refleja mejor la riqueza real de cada país. "Esto", recalcó Fernández Ordóñez, "nos favorece, pero no por eso nos satisface del todo", porque España desería incluir también. algún factor que tenga en cuenta la renta per cápita.

De los nuevos ingresos que obtenga la Comunidad depende en gran parte la cuantía del cheque inglés, es decir, la compensación a la excesiva contribución británica, en la que Dinamarca sigue pretendiendo que participen España y los demás Estados meridionales, que Delors proponía inicialmente excluir.

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