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'Noticia de Gabriel Celaya', una exposición que recorre 100 libros de un poeta

La muestra se inaugura hoy en la Biblioteca Nacional de Madrid

Andrés Fernández Rubio

"¡Quién sacó estas cosas, Jesús María!". Gabriel Celaya, de 76 años, autor de casi 100 libros de poesía, miraba ayer con una admiración infantil el paisaje de su obra: sus poemas, traducciones, tomos de ensayo y fotografías, esparcidos en las vitrinas de una de las salas de la Biblioteca Nacional, en Madrid, donde esta tarde se inaugurará la exposición Noticia de Gabriel Celaya. "No habéis puesto la foto de un premio mío en Venezuela, en la que llevo una orquídea de oro en la solapa, tan grande que parece una berza", se quejaba Amparitxu, la mujer y alter ego del poeta.

Gabriel Celaya era ayer un hombre humilde vestido con una chaqueta de pana y apoyado en un bastón con una cabeza de gaviota como mango; alguien que recibía con cansancio las recriminaciones de su esposa: "ya sabes lo que dice el médico, que te vas a morir si sigues tomando las pastillas con güisqui". Celaya, sonriendo con la sorna de los héroes.Nacido en Hernani (Guipúzcoa) en una familia burguesa, se convirtió durante el franquismo en la cabeza de la poesía social -"lo social es sólo un eco que resuena en mi poesía entre muchas otras cosas que venían de antes"- Antes, desde el tiempo de la Residencia de Estudiantes, en la que convivió con aquella generación mitológica mientras él estudiaba ingeniería, había seguido un camino menos clasificable que el de la militancia política.

Poetas y libros raros

A partir de 1946, por ejemplo, fecha de la fundación en San Sebastián, junto a Amparitxu, de la colección Norte, Celaya publicó traducciones de poetas que le influyeron y que influyeron: de William Blake (El libro de Urizen) -"cuando no lo conocía ni Dios"-, de Rimbaud (Una temporada en el infierno), o de Paul Eluard (Quince poemas). También libros raros, como uno de poesía de Camilo José Cela, Cancionero de la Alcarria (1948), por el que pagó 300 pesetas al autor de La familia de Pascual Duarte, y del que tiró cien ejemplares."Con el de Rimbaud otra editorial había tenido problemas con la censura", dice, .pero en aquella época había unos censores provinciales, que se enteraban menos, y por eso se pudo editar el libro en mi colección de San Sebastián". Celaya firmaba muchas veces con seudónimos sus traducciones, entre otras cosas para que no se percatasen sus parientes, que nunca vieron bien que el director de la fábrica de materiales ferroviarios familiar se dedicara a algo tan comercialmente estúpido como las musas.

En la exposición de la Biblioteca Nacional, montada por Luis Revenga y organizada por esa institución y el Ministerio de Cultura -en el catálogo hay un artículo de Alfonso Guerra- se muestran todos estos libros, junto a los libros de Celaya, y también fragmentos de su obra expuestos en paneles: "La poesía es un arma cargada de futuro". "La frase se ha convertido en un eslogan", dice su autor, "pero creo que lo que dice sigue siendo verdad, porque la poesía araña el porvenir, anticipa cosas que a veces tardan mucho en llegar".

En la muestra se exhiben cosas curiosas: entre ellas un poema de Celaya corregido por Pablo Neruda. Hay versos en los que el autor chileno escribe un categórico 'muy bien'. Así en los que dicen: "En el fondo del silencio la muerte es un río lento; / yo lo veo pasar de la luna al espejo".

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