El pacto del tomate
La guerra del tomate, que llegó a las puertas de la Embajada de Francia en Madrid el pasado jueves, terminó ayer rápidamente, con ocasión de la visita del presidente del Gobierno español, Felipe González, a París.Un pequeño intercambio de información entre los ministros de Asuntos Exteriores de ambos países, Francisco Fernández Ordóñez y Jean Bernard Raymond, y un rápido acuerdo entre Felipe González y Chirac bastaron para que terminara la guerra del tomate, que ha enfrentado a los productores murcianos, almerienses y alicantinos con la prohibición de importaciones decretada por Francia. Y que el jueves pasado provocó el bloqueo de las principales arterias de tráfico rodado en el centro de la capital de España, tras una movilización espectacular de camiones en protesta por las trabas impuestas Francia a los productores.
Según el acuerdo, hasta el 15 de noviembre Francia país permitirá la entrada del 70% de la mercancía prevista, y a partir de esta fecha todos los tomates españoles podrán cruzar la frontera. La facilidad con que París y Madrid han resuelto este contencioso bilateral, derivado de la contingentación de un producto, revela el tono y la calidad de las relaciones que mantienen un Gobierno socialista y un Gobierno conservador en países vecinos.
La resolución del último contencioso importante necesitó la celebración de una reunión de técnicos, dentro del seminario hispano-francés de ministros, ahora hace: un año en Zaragoza. En aquella ocasión, la primera en que se encontraron los dos Gobiernos vecinos después de las elecciones generales de marzo de 1986 -que llevaron a los conservadores al poder en Francia- el problema a resolver era el contencioso del triángulo de Escota, una zona de aguas territoriales francesas donde los pesqueros españoles habían faenado regularmente.
El pacto pesquero firmado entonces y el inicio de la entrega de militantes de ETA definió el tono de las; relaciones franco-españolas en la nueva etapa política. Pero el actual pacto del tomate revela igualmente el perfecto funcionamiento de las estrechas relaciones entre ambos Gobiernos.
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