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DIÁLOGO Y LUCHA CONTRA EL TERRORISMO

Las conversaciones sobre terrorismo culminaran a primeros de noviembre con una 'cumbre' en la Moncloa

Las conversaciones mantenidas por Felipe González con los líderes de los partidos estatales y nacionalistas, que culminarán el lunes con la visita a la Moncloa de Carlos Garaikoetxea, máximo dirigente de Eusko Alkartasuna (EA), está dando sus últimos pasos para llegar, muy próximamente, a un acuerdo que refrende la política diseñada por el Parlamento vasco para erradicar la violencia terrorista. Este acuerdo, que previsiblemente no se plasmará en ningún documento escrito, pero que puede quedar simbolizado en una fotografía de los líderes en la Moncloa, asumirá implícitamente la reinserción de los etarras con delitos de sangre.

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El propósito de Felipe González al conversar con las fuerzas nacionalistas vascas parece haber sido, entre otros, el de asegurar que el contenido del pacto entre los partidos integrados en el Parlamento vasco fuese asumible tanto por los socialistas como por los grupos del centro-derecha estatal. Una actitud que indica, además, que el presidente del Gobierno comparte el criterio de conceder prioridad a la consecución de un acuerdo en el Parlamento vasco. Acuerdo que, según el punto de vista unánime en estos momentos, debe abarcar no sólo a las fuerzas nacionalistas, sino también al PSOE, Coalición Popular y CDS, y del que no se excluye definitivamente a Herri Batasuna.Alguno de los interlocutores de Felipe González ha salido de la Moncloa incluso con la sensación de que el Gobierno mantiene en estos momentos contactos con ETA, impresión también existente en diversos medios del País Vasco.

El Gobierno no tiene depositada demasiada confianza en la incorporación de HB al acuerdo para la erradicación de la violencia, pero, en cambio, alberga notables expectativas sobre el distanciamiento de algunos sectores de la coalición respecto a ETA. La documentación hallada aSantiago Arrospide, Santi Potros, -harevelado hasta qué punto existen discrepancias internas en HASI y críticas entre este partido y el sindicato LAB, ya que concreta propuestas de sanción o amonestación a relevantes militantes por opinar de forma heterodoxa. En otros casos, las notas indican un esfuerzo de comprensión hacia algún representante cuyas declaraciones resultan desaprobadas.

IA unidad de HB

La identificación documental del comportamiento de representantes de ETA en algunas reuniones con miembros relevantes de Herri Batasuna lleva al Gobierno, y a algunos dirigentes nacionalistas vascos, a pensar que la presencia de la organización terrorista es la que mantiene, con hilvanes, la unidad de la coalición. Felipe González ha ido incluso más allá en la revelación de este tipo de datos en sus conversaciones con los dirigentes con que ha conversado en el palacio de la Moncloa, pero a todos ellos les ha pedido expresamente discrección en sus comentarios sobre esta cuestión.

Más reservado sobre su verdadera opinión respecto al posible indulto de los etarras con delitos de sangre, parece, no obstante, que González admite la posibilidad de estudiar en el futuro alguna fórmula que, garantizada la paz, facilite la reinserción social de los terroristas en determinados plazos y condiciones de residencia. La aceptación de esta salida quedará seguramente asegurada, aunque sea implícitamente, en el pacto al que lleguen las fuerzas parlamentarias en el País Vasco, de modo que, al ser fruto de un consenso y resaltar el condicionamiento a la renuncia a la violencia terrorista, pueda ser asumida por los principales partidos parlamentarios.

Felipe González ha aceptado que el protagonismo del acuerdo recaiga en el Parlamento vasco, del mismo modo que los grupos que lo integran están dando subeneplácito a culminar el acuerdo con una fotografla de los líderes nacionalistas y de los partidos estatales con el presidente del Gobierno en el palacio de la Moncloa. Mientras se encuentra de viaje oficial por Argentina, Uruguay y México, es muy probable que el secretario de organización del PSOE, Txiki Benegas, aproveche para avanzar en la determinación de los aspectos que sintetizarán el consenso antiterrorista.

Cualquiera que sea el momento en que se produzca la cumbre en el palacio de la Moncloa, el presidente del Gobierno tiene previsto proponer a las Cortes la derogación de la ley antiterrorista antes de que termine el año y antes, por tanto, de que el Tribunal Constitucional resuelva los recursos de inconstitucionalidad presentados contra esta legislación especial por los Parlamentos autónomos de Euskadi y Cataluña. Con ello el Gobierno intentará aminorar el coste político que tendría la declaración de inconstitucionalidad de alguno de los preceptos de la ley.

Al margen de la política antiterrorista, Felipe González ha aprovechado las largas conversaciones, en mangas de camisa, con los representantes de la oposición para hablarles de la política internacional española y de la "muy positiva" situación económica sin que faltara una expresión apesadumbrada por la actitud de los sindicatos.

El líder socialista reiteró en una y otra entrevista que no comprende que se exija al sector público, deficitario, y a la Administración, incrementos salariales superiores a los pactados con la Banca, cuyos beneficios son extraordinarios.

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