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Una niña que nació sin cerebro fue mantenida con vida para que pudiera donar su corazón

Una niña que nació la semana pasada en Canadá prácticamente sin cerebro fue mantenida mecánicamente con vida en el hospital de niños de Londres (Ontario) el tiempo necesario para trasladarla hasta el centro médico de la universidad de Loma Linda, en California (Estados Unidos). Una vez allí, fue desconectada del respirador artificial y su corazón trasplantado a otro niño a las tres horas de nacer. El receptor, Paul Holc, se encontraba ayer consciente y movía sus extremidades con normalidad. La intervención duró cuatro horas y en ella participaron 20 especialistas.

Baby Gabrielle, como la denominaron los médicos que la atendieron, nació el lunes 12 de octubre y fue declarada oficialmente muerta dos días más tarde, el miércoles 14. A pesar de ello, el cuerpo se mantuvo conectado a un respirador hasta el viernes, cuando su corazón fue dado a un niño nacido mediante cesárea ese mismo día. El receptor ,Paul Holc , se convirtió así en el paciente más joven de los que han recibido trasplantes en el mundo.

Abrir una nueva era

Esta modalidad de donar órganos puede abrir una nueva era en los trasplantes, según especialistas canadienses y norteamericanos. Hasta ahora los niños que nacían sin la mayor parte del cerebro eran rechazados por los centros de trasplante como posibles donantes. Esto se debe a que no son considerados legalmente muertos, y a que cuando se produce realmente el fallecimiento, generalmente a los pocos días de nacer, ya están los órganos muy deteriorados e inutilizados para los trasplantes.

La detección de la anomalía irreversible de Baby Gabrielle se realizó con el embarazo ya muy avanzado. Los padres dieron entonces su consentimiento para que fuera mantenida con vida mecánicamente y utilizados sus órganos para otro niño.

Según Alexander Kapron, profesor de leyes y política sanitaria en la universidad de California, hay actualmente en Estados Unidos de 400 a 500 recién nacidos que necesitan un trasplante de corazón o de riñones. El número de niños que esperan un trasplante hepático para seguir viviendo se sitúa entre 500 y 1.000.

Cada año nacen en ese país de 2.000 a 3.000 niños casi sin cerebro, y si parte de ellos Fueran utilizados para trasplantes muchas vidas humanas podrían salvarse.

Sin embargo, en Estados Unidos existen muchos problemas éticos para que esto sea posible. Por una parte, no se considera muertos (muerte cerebral) a estos niños con cerebro casi inexistente y sin ninguna posibilidad de recuperación. La poca actividad con que nacen mantiene el funcionamiento de sus órganos, pero están condenados a morir en pocos días al ir cesando paulatinamente la función cerebral.

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