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Barco promete castigar a las "oscuras fuerzas" de la violencia

Antonio Caño

El presidente de Colombia, Virgilio Barco, prometió ayer que luchará sin tregua para Identificar y castigar" a las "oscuras fuerzas" que siembran la violencia en el país, "no importa donde se encuentren, cuál sea su inspiración o cuál su procedencia"."Que nadie se arrogue, cualquiera que sea su motivación o propósito, el derecho de hacer justicia fuera de los cauces establecidos en la Constitución y las leyes", dijo Barco en la noche del sábado en televisión, en su primera comparecencia pública desde el asesinato del dirigente de izquierda Jaime Pardo, hace ocho días. Mientras, continúa el dramático suma y sigue de asesinatos políticos. En las últimas 48 horas se han añadido a la lista de muertos dos dirigentes de la Unión Patriótica, un médico y una anciana que se cruzó con las balas destinadas a un político conservador.

Barco empleó el tono más enérgico que se le recuerda en toda su carrera política para afirmar: "No nos dejaremos intimidar por una pequeña minoría que pretende desestabilizar a Colombia". Seguro, convincente, sin apenas mostrar las secuelas de su reciente afección intestinal, anunció la creación de un consejo consultivo para los asuntos de reconciliación y rehabilitación de los guerrilleros y una consejería presidencia] para la defensa y promoción de los derechos humanos. Con estas medidas, Barco vuelve a la fórmula de Belisarío Betancur de entenderse con la guerrilla mediante una comisión no gubernamental.

Mano tendida, pulso fuerte

El presidente colombiano insitió en que mantendrá con los grupos insurgentes una política de "mano tendida y pulso fuerte". Explicó que "el Gobierno presenta su política de diálogo, que tiene como objetivo la reincorporación de los alzados en armas a la vida civil, pero amenazó con "reducir a la importencia a quienes, cualquiera que sea su posición ideológica, insisten en utilizar métodos violentos".

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Virgilio Barco quiso dar satisfacción con sus palabras a los que le piden mayor contundencia con la guerrilla y a los que exigen justicia en los crímenes en los que existen evidencias de participación de miembros de las fuerzas armadas y de grupos de justicia privada. De forma suficientemente vaga y comprensible dijo: "Son ellos quienes con el boleteo (impuesto revolucionario), la emboscada, la amenaza y el asesinato vil contra dirigentes políticos o sindicales saboteaban la voluntad de reconciliación".

El presidente no tuvo escrúpulos en reconocer que "en Colombia hay muchas leyes y poca justicia" y convocó a "una acción conjunta para el restablecimiento de la paz y la preservación de las instituciones".

El discurso de Barco puede tener elementos suficientes para calmar a quienes pedían un liderazgo para Colombia, pero no a otras personalidades del país que exigen profundas reformas urbanas y agrarias para sacar a Colombia de la crisis estructural en la que se encuentra.

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