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LOS PREMIOS NOBEL

Premiados los científicos que obtuvieron los primeros materiales superconductores de alta temperatura

La Real Academia de Ciencias de Suecia dio a conocer ayer en Estocolmo los nombres de los ganadores de los premios Nobel de Física y de Química correspondientes a 1987. El de Física fue otorgado a dos científicos del laboratorio IBM de Zúrich por haber descubierto en 1986 una nueva raza de materiales que se hacen superconductores a temperaturas mucho más elevadas que las necesarias hasta entonces para obtener resistencia nula al paso de la electricidad. El de Química reconoce la labor de tres investigadores que, en épocas sucesivas, han logrado importantes avances en química supramolecular y en el conocimiento de cómo se reconocen y se acoplan las moléculas.Georg Bedriorz, de 37 años, de nacionalidad alemana occidental, y Karl Alexander Müller, suizo, de 60, fueron elegidos por la Real Academia de Ciencias de Suecia como destinatarios del Premio Nobel de Física correspondiente a este año por sus descubrimientos de la superconductividad de materiales cerámicos. Ambos científicos trabajan desde principio de los años ochenta en los laboratorios de investigación de la empresa IBM en Suiza.La superconductividad es uno de los fenómenos más espectaculares de la física y se conoce desde 1911, cuando el holandés Heike Kamerlingh-Onnes la descubrió, recibiendo por ello el Premio Nobel dos años más tarde. Aparece cuando un material superconductor es enfriado hasta la temperatura denominada crítica, y es entonces cuando una corriente eléctrica pasa a través de él sin encontrar resistencia alguna. Al mismo tiempo se produce el llamado efecto Meissner, según el cual un campo magnético no puede -o sólo puede parcialmente- penetrar el material.

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Insólito galardón

Hasta los trabajos de Bednorz y Müller, todos los materiales superconductores debían ser enfriados a temperaturas tan baque en la práctica solamente ;e podía utilizar para hacerlo el helio, cuyo punto de ebullición es de menos 250 grados centígrados. De ahí que los trabajos de muchos investigadores se orientaron a la búsqueda de un material superconductor de más alta temperatura.

Estancamiento

Apenas algunos progresos no demasiado significativos se habían logrado hasta que, el año pasado, los científicos ahora premiados anunciaron haber descubierto la superconductividad de un material óxido a una temperatura 12 grados centígrados superior a las conocidas hasta entonces. Éste fue el comienzo de un desarrollo acelerado de estas investigaciones, en el curso de las cuales numerosos laboratorios en el mundo entero comenzaron a trabajar con materiales análogos.

Bednorz y Müller dejaron de lado los materiales convencionales -es decir, metales de diferente composición-, y fue así como, desde 1983, orientaron su interés hacia materiales óxidos, que, además de oxígeno, contienen uno o varios de los llamados metales terrosos. La idea central era la de que los átomos de cobre de tales materiales pudieran transportar los electrones. Para conseguir un material químicamente estable, ellos agregaron bario a los cristales de óxido de cobre y obtuvieron un material cerámico que fue el primer buen superconductor de alta temperatura.

Müller declaró ayer en Nápoles, donde se encontraba para asistir al congreso anual de la Sociedad Italiana de Física: "Hoy es un gran día" y agregó: "La comunidad científica ha decidido con rapidez, y esto significa que todas las naciones, incluida China, han reconocido nuestro trabajo. No creo que en la historia reciente haya habido una decisión tan rápida". Seguidamente emprendió viaje hacia Zúrich, a bordo de un avión particular de la compañía IBM, para celebrar el premio con champaña junto a su compañero Bednorz.

Müller ha afirmado que obtuvo la primera idea sobre estos nuevos materiales superconductores a raíz de una conferencia del científico suizo Harry Thomas escuchada en 1983 durante un congreso, y que la confianza de Bednorz en él ha resultado básica para obtener los resultados apetecidos.

En una conferencia de Prensa realizada ayer en Zurich, ambos científicos señalaron que aunque el reconocimiento internacional de su trabajo ya se produjo en 1986, en los años anteriores solo la confianza de sus superiores les permitió seguir con la investigación. La primera aplicación práctica, dijeron, será la medida de campos magnéticos. Los ordenadores superrápidos y la transmisión de electricidad sin pérdidas se encuentran bastante más lejos, según los premiados.

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