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Peligros del egoísmo

El futuro de Europa se plantea sobre la base de la solidaridad. El mayor enemigo del porvenir del continente es el egoísmo propio, mucho más que las amenazas externas. En este artículo, escrito desde la perspectiva de los intereses de la República Federal de Alemania, se advierte contra ese peligro.

La cumbre de Reikiavik ha puesto en evidencia que había acabado el período de paralización en las relaciones Este-Oeste. Estamos al comienzo de una fase de progreso dinámico. Hemos de organizar el futuro, y esto es válido para todos los aspectos de estas relaciones: los políticos, económicos, tecnológicos, así como para el control de los armamento y el desarme.La posición de la República Federal de Alemania en la evolución que se esboza es clara y unívoca. Estamos anclados en la comunidad de las democracias europeas en el Mercado Común y en la Alianza Occidental. Hemos creado una base estable y dinámica para el desarrollo de las relaciones con los vecinos del Este. Como firmantes del Acta Final del Helsinki, nos esforzamos igualmente en el progreso de un orden pacífico para Europa.

Los alemanes tenemos conciencia de nuestra situación geográfica y de nuestra gran responsabilidad en el futuro de Europa. Estas relaciones nos afectan más que a los otros europeos. Lo que separa a este continente separa también a los alemanes.

Se trata de aprovechar la dinámica irrevocable de las relaciones Este-Oeste, deseada y fomentada por la RFA, para alcanzar un futuro de paz para Europa. Tan sólo así se puede asegurar la superviviencia de la humanidad. También por esta razón la Comunidad Europea debe preparar su futuro. En una palabra: la naciente dinámica de las relaciones Este-Oeste exige una dinámica igual en el desarrollo de la Comunidad Europea. En otra ocasión se habló de una Europa de dos velocidades. Este concepto no debe renacer con un nuevo y preocupante contenido: dinámico en el desarrollo de las relaciones Este-Oeste y en inercia y paralización de la integración europea.

En otro tiempo se decía que era necesaria la presión o la amenaza soviética para que avanzara un paso la unificación del Oeste. Eso se ha quedado antiguo. Ahora hay que esforzarse en ver la inclinación de la Unión Soviética hacia la apertura y la cooperación una buena ocasión para que el Mercado Común entre decididamente en el camino de la Unión Europea. La CE necesita una mayor capacidad de acción.

La realización del mercado interior para 1992 adquiere así una dimensión política, pues fortalece el irreversible progreso de la Comunidad.

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Unión monetaria

Este mercado significa mayor libertad de circulación para mercancías, servicios y capitales. El presidente del Banco Federal alemán ha indicado que esto también exige una unión monetaria. Las últimas decisiones adoptadas en Copenhague son alentadoras. A ellas tendrán que seguir otros pasos: extensión del fondo monetario europeo a los países que aún no pertenecen al mismo, renuncia a posiciones especiales y pasos animosos hacia una unión monetaria, que realice las condiciones de estabilidad de la CE, tal como están descritas en la ley de crecimiento y de la estabilidad.

Eureka ha sido un paso acertado. Se necesita que la nuestra sea una comunidad de investigación y de tecnología. Los grandes proyectos de investigación no puede ser financiado desde una base nacional, sino que necesitan la colaboración de las democracias europeas.

Una situación mundial cambiante, el laudable progreso hacia la cooperación en las relaciones Este-Oeste, una política de seguridad que contenga importantes elementos cooperativos, las negociaciones sobre todos los aspectos de desarme, todo esto no puede ser influenciado por la CE más que si del trabajo político colectivo nace una política exterior europea. No podemos dejar a las dos superpotencias las relaciones Este-Oeste, sino que los europeos tenemos que ver en las mismas una ocasión favorable. También en este campo la evolución es alentadora. Esto debe ser acompañado por la definición de la identidad en la política de seguridad de los aliados europeos de la OTAN, a fin de que sea una realidad la columna europea de la Alianza, lo que daría más importancia a la Unión Europea Occidental.

Francia y Alemania han de esforzarse conjuntamente para la realización de esta tarea. La extraordinaria asociación francoalemana debe estar a la altura de sus grandes responsabilidades respecto al futuro. Todas las decisiones deben ser examinadas y adoptadas desde esta perspectiva. Así sería más fácil satisfacer los deseos de ambas partes y evitar la impresión de haber reaccionado de una manera abrupta.

Los alemanes, en razón de nuestra historia y también porque los dos sistemas políticos y militares se enfrentan sobre nuestro suelo, percibimos más claramente la dinámica y las posibilidades de estos pensamientos y acciones en las relaciones Este-Oeste, como sentimos la necesidad para el Oeste de presentar proyectos más audaces y decididos para llegar a la unidad europea. Los neutralismos de izquierdas y de derechas no tienen ninguna posibilidad entre nosotros. No queremos avanzar solos en las relaciones Este-Oeste, ni queremos que no participen los demás en nuestros esfuerzos para el equilibrio y la cooperación entre estas dos partes.

Queremos que nuestra responsabilidad de paz actúe en el marco de una comunidad orientada hacia el futuro, una comunidad que es cada vez más reconocida por nuestros vecinos del Este como una realidad. El peligro para la unificación no es una supuesta estrategia soviética de desunión. Los verdaderos peligros son la inercia y los egoísmos nacionales. Hay que superarlos.

es ministro de Asuntos Exteriores de la RFA.

Traducción: Javier Mateos.

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