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Fernández-Galiano: "Los jóvenes tienen la superstición de la vocación"

El helenista ocupará el sillón 'c' en la Academia de la Lengua

El helenista Manuel Fernández-Galiano, que ocupará el sillón c minúscula de la Real Academia de la Lengua, vacante desde la muerte de Pedro Saiz Rodríguez, ha dedicado gran parte de su vida a la investigación y la docencia de los estudios clásicos. No obstante, esta pasión, que le ha llevado a publicar cerca de 300 trabajos, no nació como una inclinación clara. Escogió la cátedra de Griego porque nadie la quería y él necesitaba darle un rumbo a su vida. "Los jóvenes tienen la superstición de la vocación", dice, "pero con el tiempo uno llega a entusiasmarse con lo que está haciendo".

Los académicos Rafael Alvarado, Emilio Lorenzo y Manuel Seco fueron quienes presentaron la candidatura de Manuel Fernández-Galiano al sillón c minúscula, que dejó vacante Pedro Saiz Rodríguez. Es la segunda vez que Fernández-Galiano era presentado como candidato, y ha sido la definitiva. Obtuvo mayoría en la tercera votación sobre el otro candidato presentado, el profesor y psicólogo José Luis Pinillos.Como doctor en Letras y Filosofía Griega, Fernández-Galiano (1918) siente especial preocupación por la situación de los estudios clásicos en la Universidad. "El interés por los estudios clásicos se intensificó en España hace unos 50 años con el plan de Pedro Saiz Rodríguez, a quien reemplazo ahora en el sillón de la Academia. Hoy día España no tiene nada que envidiar a Gran Bretaña e Italia, que son quienes tienen el mayor prestigio en estudios clásicos, cosa que no es frecuente en otras materias. Sin embargo, estamos con la espada de Damocles pendiendo sobre nosotros".

Pánico

"En los últimos años ha habido una especie de pánico entre los alumnos de estudios clásicos" -añadió- "porque cada vez es más difícil encontrar plazas. A todo esto, resulta que cada día acude mayor cantidad de estudiantes de Griego y Latín a la Universidad, la investigación es muy buena y se hacen muchas tesis doctorales; el último congreso de estudios clásicos fue un éxito enorme y vino gente de toda España"."Se suele pensar que se trata de estudios demasiado minoritarios de idiomas muy raros, pero no es así. El griego y el latín no son ni más ni menos raros que los otros idiomas, y además tienen otros atractivos. Pero debemos entender que el alumno que va a estudiar a la Universidad quiere una salida". En este punto, Fernández Galiano tiene una posición bastante práctica. Su fascinación por la cultura griega no nació como una vocación temprana que encauzó fácilmente a través de la Universidad. "Cuando terminó la guerra -yo pertenecía a una familia modesta, mi padre era catedrático de la Universidad-, mi padre me dice que convendría que hiciera unas oposiciones. Si yo opositaba a Literatura Española no sólo tenía pocas probabilidades de ganarla, sino que seguramente me destinaban a algún lugar lejano.

Como en Griego y en Latín estaban vacantes todas las plazas de España, tuve el acierto y la suerte de que mi primera cátedra fue en el Isabel la Católica de Madrid. De esta forma pude mantenerme cerca de las bibliotecas, lo que entonces, como no había fotocopias, era esencial para la investigación. Esto es una lección para los jóvenes. Los jóvenes tienen la superstición de la vocación. 'Yo quiero hacer lo que me guste', dicen, pero a veces uno hace algo que a priori no es su ideal, pero con el tiempo llega entusiasmarse con ello".

Fernández-Galiano ha publicado cerca de 300 trabajos en los últimos 50 años. No se ha limitado a traducciones, ediciones y comentarios de autores como Homero, Sófocles, Píndaro, Platón, Demóstenes, Epicuro y Herodoto. Sus intereses se han diversificado, y tiene también publicados estudios sobre papiros egipcios o comentarios sobre la obra de Dante, Shakespeare y Joyce. "Los papiros son una parte del griego, sencillamente, porque van apareciendo textos y documentos nuevos, y es sensacional. No es que a uno le aburran los autores de siempre, pero si hemos dedicado nuestra vida a estudiar a Horacio y a Platón, pues de vez en cuando llega un papiro y es algo distinto".

"Yo fui uno de los primeros que empezó a interesarse en España por los papiros hace años, pero lo que pasa es que tenemos muy poquitos papiros porque llegamos algo tarde. Tenemos nuestras modestas colecciones, pero algo hacemos. Yo el papiro más interesante que he publicado son 20 páginas de un códice de Ezequiel, del profeta, en griego". "En cuanto a mi interés por la literatura, está relacionado con mi historia personal. Yo cuando tenía 18 años vivía en Barcelona. Eran casi casi los años de la generación del 27. Yo pensaba entonces en ser un especialista en literatura española, pero luego se me cruzó el griego. Me lo encontré en el camino y me dediqué a él, pero, ya sabe, los amores de juventud nunca se pierden". "Además, yo tengo una gran afición a la literatura inglesa. Los ingleses, hasta hace 30 años por lo menos, todos sabían griego y latín. En la obra de Auden, de Huxley, se deja sentir que han estudiado griego. Eso se nota mucho en España; se ve que autores de la generación de Galdós, de Pereda, no lo han olido, no han olido el griego. Un autor inagotable para mí es Joyce. Nabokov y Borges son otros de los autores que prefiero y he escrito sobre ellos. Son pequeñas expediciones tras las que vuelvo de nuevo a mi Sófocles, de nuevo a mi Homero".

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