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Hungría recibe el apoyo de Bonn para su reforma económica

El primer ministro húngaro, Karoly Grosz, ha recibido el apoyo político y financiero del Gobierno de la República Federal de Alemania para los ambiciosos planes de reformas económicas y políticas del régimen de Budapest. Grosz fue recibido por el canciller Helmut Kohl como el jefe de un país con el que la RFA está unida por "una relación ejemplar entre Estados con sistemas diferentes". Su visita coincide con la llegada a Bonn del secretario del comite central del Partido Comunista de la URSS, Anatoli Dobrinin.El ministro soviético de Asuntos Exteriores, Edvard Shevarnadze, llegará a Bonn previsiblemente en noviembre y se espera que el jefe máximo del Kremlin, Mijail Gorbachov, lo haga en el primer semestre de 1988. Tras varios años de bloqueo orienzal, la RFA vuelve a ser, gracias a la distensión Este-Oeste, un cediciado socio de los regímenes del Este para sus planes de reformas económicas.

El jefe del Gobierno húngaro se encuentra en Bonn desde el miércoles en su segunda virsita oficial al exterior -la primera fué a Moscú-, desde que accedió a la jefatura del Gobierno en junio pasado. El Gobierno federal alemán ha alabado abiertamente los planes de reforma húngaros. Un consorcio de bancos alemanes ha anunciado la concesión de un crédito de 1.000 millones de marcos (68.000 millones de pesetas) a Hungría con garantía de la RFA. Además, Grosz y Helmut Kohl firmaron acuerdos sobre cooperación tecnológica y cultural, así como una declaración sobre la minoría alemana en Hungría, cuyo trato por parte de las autoridades ha sido calificada de modélica en Bonn.

Con el nombramiento de Grosz, incluso ha mejorado el buen estado de las relaciones entre ambos países. En estos cuatro meses, Grosz ha presentado un paquete de medidas que sólo promete a la población trabajo y restricciones, pero que es considerado la única vía realista para salir de las dificultades económicas del país. Esto le ha granjeado el respeto y la credibilidad del Gobierno federal.

Kohl elogió el "valiente y prometedor camino emprendido por Hungría". Grosz, por su parte, anunció que, a partir de 1988, los húngaros podrán viajar al exterior sin limitación alguna y aseguró que su régimen tiene como objetivo lograr "una sociedad abierta".

Dobrinin llegó invitado por el Partido Socialdemócrata (SPD), pero también se entrevistó con Kohl y el ministro de Exteriores, Haris Dietrich Genscher, con lo que ratificó que el periodo de fuerte tensión entre el Kremlin y la coalición gubernamental alemana ha tocado a su fin.

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