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Malestar entre los comisarios españoles por la organización

Lluís Bassets

"Si esto sucede en España, hay escándalo", aseguraba ayer uno de los comisarios españoles, a propósito de la organización y de la inauguración de las cuatro exposiciones. Los comisarios españoles están profundamente insatisfechos de la falta de organización y de la escasa preparación de los responsables de los museos municipales, principalmente del Museo de Arte Contemporáneo de la Ciudad de París, donde una tela de Tàpies tuvo que ser retirada, deteriorada por el agua caída de una gotera. Aunque otras telas han recibido pequeños golpes, las quejas españoles se refieren principalmente al burocratismo y a la tozudez de los funcionarios de la alcaldía, y a las dificultades prácticas que esto ha ocasionado."Estas exposiciones han sido montadas con precipitación y en unos museos que no estaban preparados para acoger antológicas de esta envergadura", aseguraba otro de los comisarios. El montaje de las exposiciones ha coincidido con la remodelación de los espacios de los dos museos, de forma que hasta unas horas antes de la apertura trabajaban en las mismas salas los montadores españoles y los albañiles y carpinteros de las reformas.

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Temores a un atentado

La inauguración se produjo ayer en unas condiciones también lamentables. Con el personal del museo dedicado a contener a la enorme masa de ilustres invitados, la irrupción en las salas se convertía en un auténtico peligro para las telas. Las normas de seguridad extremas contribuían al tumulto y a la congestión. Algunos responsables franceses no han escondido estos días sus temores a una acción terrorista en torno a las exposiciones e incluso :se han recreado en subrayarlos, como queriendo decir: "Miren ustedes lo que nos pasa por organizar cosas con los españoles".

Insignes invitados, entre los que se encontraban Paloma Picasso, Carmen Rossi o Nati Abascal, duquesa de Feria, se amontonaban apretujados detrás de las cadenas humanas de los funcionarios que protegían los espacios por donde circulaba la comitiva de la Reina. Sólo los famosos que fueron reconocidos por las celadoras de museo, como el violonchelista Rostropovic, o los artistas cuyas telas colgaban de las salas, pudieron acceder al espacio privilegiado.

Paloma Picasso explicó su satisfacción por las exposiciones, que le han permitido contemplar una tela de su padre que sólo conocía por reproducciones. "Mi padre es español y es universal", dijo en clara respuesta a la polémica suscitada por algunos medios franceses sobre la españolidad de la muestra. Rostropovic, como un eco a la misma respuesta, aseguraba que "los pintores más grandes del siglo XX son españoles y franceses".

En la zona descongestionada por donde circulaban la Reina y sus acompañantes pudieron circular libremente los periodistas -las cámaras fotográficas y de televisión, principalmente-, en buena demostración de su utilidad política.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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